Exposición «Ernesto Fernández: más allá de la épica»
Ernesto Fernández
15.02.2023
Fototeca de Cuba
El uso en el título de esta exposición de la frase «más allá de la épica»… viene a reafirmar, creo yo, esa concepción errónea en muchos casos, sobre la obra de este Premio Nacional de Artes Plásticas. Cierto es, que mayormente tenemos referencia de ella -su obra- por esas fotografías de jóvenes rebeldes barbudos eufóricos por el triunfo de la Revolución, los días de Playa Girón o la Crisis de los Misiles, la llamada La Épica, pero cuándo se investiga a fondo y a consciencia, esta fase artística de Fernández, es solo un fragmento de su larga carrera como fotorreportero y artista del lente. Sin dudas, se le debe un estudio a toda esa obra.
La pasada exposición «La imagen y el tiempo» nos mostró algunas de las escenas tomadas por este artista del lente, que responden a esa etapa que comenzó para la fotografía en 1959, caracterizada según Rafael Acosta de Arriba por «un estremecimiento, una explosión, semejante en sus efectos al huracanado panorama social y político del país. Todo cambió, incluida la visualidad (…) Nunca la relación entre imagen, historia y política fue más próxima». La selección del título, responde imagino, al hecho de que durante esa época «no hubo espacio para otras imágenes que no fueran las de la revolución», según significa el propio Rafael Acosta, en su texto «Fotografía e historia en Cuba, la isla de las imágenes», y traer esta exposición es una forma de mostrar otra arista del trabajo de este fotógrafo durante esos años.




Ernesto Fernández concurre en espacio y tiempo con otros fotorreporteros, donde figuran nombres como Raúl Corrales, Alberto Díaz (Korda), Mario García Joya, Osvaldo y Roberto Salas, Liborio Noval y Jesse Fernández. Todos herederos de una tradición en la fotografía en Cuba cuyos referentes más cercanos estaban en la década del ’30, donde las imágenes de los hechos históricos que se sucedieron fueron publicados en revistas como Bohemia y Carteles. En esta última su departamento de fotografía acogió a artistas como José Agraz, Generoso Funcasta, y Newton Estapé, junto a las colaboraciones de Amador Vales y Rafael Pegudo. De todos estos artistas del lente, se nutrió el joven Ernesto Fernández, quien desde los doce años trabajaba en la mencionada revista.




Esa fotografía documental que se muestra en la sala de la Fototeca de Cuba, sintetiza lo planteado por Roy Emerson: “El documental es un enfoque y no una técnica; es una afirmación y no una negación. La actitud documental no es el rechazo de elementos plásticos, que deben seguir siendo criterios esenciales en toda obra. Solamente da a esos elementos su limitación y su dirección. Así, la composición se transforma en un énfasis, y la precisión de línea, el foco, el filtro, la atmósfera –todos esos componentes que se incluyen en la ensoñada penumbra de la «calidad»–, son puestos al servicio de un fin: hablar, con tanta elocuencia como sea posible, de aquello que debe ser dicho en el lenguaje de las imágenes”. Evidencia además ese proceso de construcción del nuevo discurso fotográfico que desde la revista Carteles se desarrolló en esos años.

Reencontrar estas fotografías, e incluso los procesos de selección de negativos a revelar, permiten al público conectarse con la obra de un artista atemporal. Para aquellos que conocemos su obra a través de catálogos como el pequeño realizado por la Colección Espiral con motivo al Premio, ver directamente obras emblemáticas como Martí / Plaza Cívica (1957) o las series Las Yaguas (1958), junto a sus famosos retratos este vez de personajes cubanos como González Roig, Joseíto Fernández, Félix Chapotin, Celina González y Carilda Oliver.


Se extrañó eso sí las series Escuela de Ballet, Minas del Frío, Maestros Voluntarios y otras que habrían, como las presentes, ilustrado las razones para afirmar que la fotografía de Ernesto no solo es «más allá de La Épica», sino esa monumental obra que merece ser (re)conocida por las nuevas generaciones.