Vindicación de 𝕋𝕙𝕖𝕔𝕦𝕓𝕒𝕟𝕒𝕣𝕥𝕠𝕓𝕤𝕖𝕣𝕧𝕖𝕣

Frases como «Conclusivamente, pretender, dirigir el arte desde una inaccesible oficina de funcionario asalariado, constituye un absurdo irrespetable» , el calificativo de intruso (casi que digno de aplicar el Decreto 349) o recordarme mi formación ajena al mundo de las artes, fueron hoy el resultado de uno de los más de 290 post (textos o reseñas de exposiciones) que durante casi ya cinco años han sido publicados desde el perfil en redes sociales de #thecubanartobserver .

Criterios como estos niegan el autodidactismo y la capacidad de auto superación del ser humano. Son estas opiniones -a veces superficiales- las que dejan afuera, a todo aquel que decida reorientar su vida hacia el oficio o a una nueva especialidad que no tuvo opción de estudiarla como primera carrera.

Amen de que mi carrera sea la abogacía, contemplada dentro de las Humanidades, me gustaría apuntar que: Martí y Carpentier no eran periodistas, Virulo es arquitecto. Muchos de nuestros grandes rumberos jamás pisaron una academia de música y Abelardo Estorino, que era odontólogo, llegó a ganar los premios nacionales de literatura y teatro y es considerado uno de los más grandes dramaturgos de este país. La lista de ejemplos sería interminable, pero lo que resulta verdaderamente insólito es que expresiones como estas desconozcan que todas estas personas ejercieron y ejercen los más diversos oficios como consecuencia de su probada idoneidad.

Por mi parte seguiré haciendo lo que me gusta. Nunca he escrito una palabra para complacer a alguien, asisto a ver al consagrado o al emergente, a la gran galería o a la pequeña, a la privada o la institucional, al estudio del artista o al Malecón de la Habana. Y en mis perfiles siempre habrá cabida para todo.

Gracias Silvio por esa canción del Necio… ¡Yo me muero como viví!!