Exposición Surcos
Mario González «Mallo»
02.02.2023
Galería 23 y 12
Desconozco si es una estrategia institucional desarrollar muestras paralelas que indaguen sobre la labor de jóvenes artistas cubanos en la abstracción, en especial aquella que aborda los campos de color dentro del expresionismo abstracto. Si es así, en ninguno de los textos curatoriales de las exposiciones «Solsticio» de Alejandro Jurado en galería Galiano y ahora en la muestra «Surcos» de Mario González «Mallo», se hace referencia a esto. Por lo que entonces estas «coincidencias» no pasan desapercibidas para aquellos que visitan a menudo el sistema de galerías de la capital. En mi opinión muy particular, de mero espectador, no la hubiera hecho coincidir en tiempo, por el aquello de no competir o llevar a comparaciones innecesarias, más y cuándo estas galerías responden tanto a intereses promocionales como comerciales, según su propia naturaleza.
Salvo estos elementos, valga decir que la obra de Mallo evoluciona constantemente de una muestra a otra. Desde aquella exposición «Drappus» en la galería Luz y Oficios, donde «en cada pieza -conformadas con las técnicas de Collage que predomina a lo largo de la exposición- el artista traza mapas de su sentir, de lo vivido, de lo visto a su alrededor en estos tiempos y el día a día.», hasta la que hoy propone, hay una transición en las formas, colores y por qué no, en los procesos emocionales y creativos.
Sin dudas en su caso, las experiencias personales, junto a esa intensidad al vivir la vida y el camino recorrido hasta ahora, han marcado de manera muy significativa la forma en que percibe las cosas y modifica la mirada que proyecta sobre ellas. Hoy pasado ese tiempo, mira atrás y ve los «surcos» que ha labrado sobre ese terreno ingrato, pero más que darse palmas en el hombro, sigue adelante. Por ello, aunque todas las piezas vayan de ese tema,franjas de colores horizontales sobre lienzos, no todos se relacionan con las mismas experiencias o emociones, ni son los mismos colores.
Ayer escuchaba a Mallo hablar con Adonis Muiño vía Instagram, y sacaba rápidas conclusiones, ahora reafirmadas al ver sus últimas obras. Para este artista, cada obra es un proceso de introspección. Convierte el acto de pintar casi en un ritual de exorcismo de sus demonios. Al igual que los clásicos, las teorías del color le ayudan a entender esa relación entre color y sensación, dando paso a una creación de experiencias concretas al contemplar la obra. Algo que logra transmitir a quien frentr a ellas se detenga. Esa mancha final luego de la pieza concluida, el gesto último donde registra el sentimiento que genera su propio proceso creativo, son los sellos que afirmo, le caracterizan con esa humildad de pocos. Los avatares y conflictos de la vida, los malos y buenos ratos, quedan entonces en esa obra personal e íntima, que deberá recoger los frutos de lo que nazca de los surcos que deja.