Exposición El misterio del eco

Nelson Villalobos

18.11.2022

Centro de Desarrollo Wifredo Lam

«Todo tendrá que ser reconstruido, invencionado de nuevo y los viejos mitos, al reaparecer de nuevo, nos ofrecerán sus conjuros y sus enigmas con un rostro desconocido. La ficción de los mitos son nuevos mitos con nuevos cansancios y temores». (Lezama Lima, José, La expresión americana, p. 16).

Con la misma sencillez que años atrás le ganará la confianza del Maestro Wifredo Lam, Nelson Villalobos vuelve a caminar los salones del Centro que lleva el nombre de su mentor. Desde hace ya varios meses, Villalobos ha comenzado a reinsertarse en el panorama de las artes visuales de la Habana de estos días, más contemporánea y joven a medida que pasa el tiempo. Esto no amedrenta al artista devenido en poeta y editor, quien en un primer open Studio, mostró músculo y nos adelantó que proyectos venían con posterioridad. Artista invitado de la pasada 14 Bienal de la Habana, pudo medir los espacios del Lam, y de ahí entender los misterios del eco de las inmensas salas y salones. El reto ahora fue a lanzarse a mostrar, como el mismo dice, la punta del iceberg de su monumental producción artística. Algo de estos primeros momentos nos quedó claro, las ideas constantes en su trabajo artístico: continuidad de lo aprehendido en épocas de estudiante y movimiento de una manifestación o técnica a otra, con igual destreza.

La poesía es un componente esencial en su obra. Ella se encarga de unir cada etapa de vida, las pérdidas familiares, los amigos que dejó atrás, la isla que le vio partir al continente europeo, la nueva vida, la familia creada, el trabajo editorial, la vida toda de un hombre artista. Entre las estrofas de los poemas que a ratos cita se entrevé esa madera de intelectual experimentado que reproduce en cada una de las escenas o figuraciones ahora atrapadas ya no en un papel, sino en lienzos, grabados, esculturas, instalaciones y más.

Los tiempos de formación académica, santificada por dos grandes, Servando y Lam, devenido este último en su mentor y principal influencia, se disfrutan en cada una de las obras preservadas y escogidas. Se identifica, además, con el arte de los grandes artistas de todas las épocas, definiéndose ya con el tiempo como el excelente pintor que es. Poseedor de una composición lineal y balanceada que transmite el control de la técnica y el dominio de la forma. Sin embargo, las piezas que más me impactaron fueron esas de arte geométrico y abstracto y así se lo hice saber. Atardeceres en una técnica impecable permiten reconocer que a Villalobos lo guía lo emocional y lo intuitivo, cuando en materia de crear estamos hablando.

Las salas del Lam, con esa comunicación interior entre una y otra, facilitan la observación secuencial de las grandes piezas, hábilmente puestas a dialogar con esa maestría del curador Nelson Herrera Ysla. La mirada pasa del dominio de la línea y la forma, a las más variadas abstracciones, texturas, monocromatismos, etc. Hay saltos en el tiempo pictórico de este artista, en cada momento de vida mostrado hay una consciente investigación del campo poético y la búsqueda de la introspección para encontrar la iluminación.

Esta muestra “retrospectiva y antológica”, tiene el mérito de revelar las inquietudes creativas que han acompañado a este artista durante su vida. Cuba ha sido siempre su gran patria, pero su mente se ha expandido mucho más allá, resultado de los años vividos en tierras de España. Ahora su obra tiene un lenguaje universal y atemporal, tal y como le sucedió a su mentor. Unir trabajos de las primeras décadas, recorrer otras y llegar hasta la actualidad, pasando por fotografías, libros, escritos, todo celosamente guardado y catalogado para la posteridad por su hijo, es sin lugar a dudas una forma de mostrar esa continuidad antes descrita y entender mejor al artista que es.