24.07.2021
Galería de Arte «Collage Habana»
La escultura sigue activa… esa frase revolotea desde las páginas del número especial de la Revista Artcrónica dedicada a esta expresión artística. Posterior a esa publicación se han sucedido algunas exposiciones donde la escultura ha estado en el centro de la muestra, en esta ocasión y bajo el manto vigilante de la pandemia, se entreabrieron las puertas de la Galería Collage Habana y le cedió espacio a la artista Lidia Aguilera. Las salas expositivas se convirtieron en laboratorio del quehacer de esta escultora.
Como un organismo vivo, trata Lidia a cada una de sus piezas, surgidas de una interdisciplinariedad que da al traste con esos ensamblajes, que difícilmente permiten catalogarlos en técnicas o géneros, disciplinas o categorías. Es ahí donde los teóricos de las artes comienzan a dilucidar la idea de la escultura contemporánea, que a no pocos se nos hace confusa.
La exposición en sí es la expresión de una escultura conceptual, cuya esencia está evidentemente está ligada al desarrollo y madurez como artista de Lidia. Caminar entre las piezas tridimensionales – aunque a veces la ubicación espacial de estas sea algo cargada— permite al que se acerca apreciar como la madera se convierte en el material de trabajo y la vez en cómplice de la artista. O como con asombro se descubre la plasticidad del metal en manos de esta escultora, tal y como queda evidenciada en las dos piezas bidimensionales de la planta alta de la galería.
Cada pieza habla de cómo teniendo una fuente común, ese ideal conceptual que persigue en la creación, cuál entidad viva, han mutado en infinidad de formas. Un verdadero jardín de especies exóticas, con formas geométricas y espaciales. Solo algo es evidente, Lidia sigue sus propias reglas, su lógica de base, y crea esa armazón conceptual que defiende su estilo.
Me llevo de esta silenciosa muestra, ese mensaje de que la escultura de esta artista siempre estará dispuesta para ser “experienciada” (que es otra de las formas de abordar una experiencia aparte de experimentar, pues en esta se logra el conocimiento por la relación ejercida y vivida por un sujeto con la realidad, comprometiéndose con la experiencia y trasformado por ella, un conocimiento íntimo de la misma).