Exposición “Mínimal-Maximal”
Colectiva
07.10.2020
Factoría Habana
Dos lenguajes pictóricos diferentes, dos visiones de los objetos desde puntos de vista diametralmente opuestos. De un lado, Laura Carralero deconstruye, a partir de su propia metodología, las estructuras arquitectónicas reales o imaginadas por ella, en esa constante búsqueda de las líneas de movimiento que subyacen a las ciudades construidas. Ese estudio de los límites de la arquitectura urbana, es constante ya en la obra de Carralero, pues la llevan a “cuestionarse no solo la realidad y funcionalidad de los límites, sino aspectos más íntimos como memoria y la experiencia”. El uso de los formatos pequeños, los colores ocres, la madera como soporte, responden a ese estilo minimalista que ya le caracteriza, siempre vinculado a la arquitectura.
Por otro lado, las impresionantes piezas de más de cuatro metros de Michel Pérez Pollo. En esta ocasión, es la presentación de varios hitos en su trayectoría, pues las obras escogidas responden a dos de las series más trabajadas en mi opinión, “Cóncavo y converso” y “Tapas de perfumes”. Tres lienzos bastan para demostrarnos que la imaginación de este artista tiene las mejores aliadas, la técnica impecable y la poética creatividad de este artista. Los restos de procesos de cerámica de talleres de La Habana, las formas escultóricas de envases, son fuente de inspiración para este artista, quien como si reprodujera y transformara a escala en plastilina, va moldeando las imágenes hasta lograr piezas de dimensiones impactantes, manteniendo las proporciones casi al detalle.
Las identidades como artistas de estos dos exponentes, están más que claras. Ambas reflexionan sobre lo que les rodea, y cuestionan desde sus cosmovisiones en el arte. Poner a dialogar ambas formas de hacer pintura en un mismo espacio, es un reto tanto para los que comisariaron la muestra, como para el espectador. Las narrativas presentadas sin duda alguna apuntan a ratificar que el arte contemporáneo ya no imita a la realidad, sino que desdobla las formas tradicionalmente aceptadas y nos las propone de una nueva forma, pasando a través de las propias subjetividades de quienes lo producen, quienes lo interpretan hasta llegar a nosotros, quienes lo consumimos. Experimentar esas sensaciones delante de una u otra pieza que se dan en el binomio Carralero-Pollo, es interesante. Ese contraste entre ambas proyecciones, impulsan a desarrollar la observación en el visitante, que puede perder detalles tanto en las pequeñas tablas como en los grandes lienzos.
Lo cierto es que ambos escapan de sus realidades y se adentran en mundos interiores que les llevan a presentar las subjetividades que se derivan de esos viajes. El Pollo se enfoca en los volúmenes y detalles de tapas de perfumes coleccionadas a lo largo de dos años, que le maravillan, y amplía el Zoom para entender el significado de los contornos y formas caprichosas. Laura, sigue esas líneas de muros, ventanas, escaleras, estructuras varias, buscando nuevas lecturas, más allá de mero valor de uso. En ambos está esa manipulación de imagen, que nos llevan a reflexionar sobre si realmente prestamos atención a lo que nos rodea. Lo que pudieran ser meros objetos inamovibles, sin real valor estético para la mayoría, se convierten entonces para estos dos artistas, en objetos artísticos válidos a reproducir y estudiar.