Exposición “Una vuelta a la semilla”
Colectiva
20.09.2022
Galería José Antonio Díaz Peláez (Academia nacional de bellas artes San Alejandro)

En estos días de finales de curso escolar e inicio de otro, uno pensaría que la efervescencia de la Academia San Alejandro estaría concentrada en la actividad propiamente docente. Pero nada más alejado de la realidad. Profesores y recién egresados exponiendo sus obras en galerías del circuito comercial, y ahora graduados de la generación 200 volviendo a la semilla de su formación para presentar que ha sido de ellos, caracterizan una parte de la lluvia de ideas que se propone esta institución.  Una muestra que tiene como eje curatorial la pandemia vivida estos últimos años y en la que confluyen conceptos afines en los procesos creativos de estos seis ex alumnos como el espacio interior, el cuerpo, la intimidad y la extrañeza de la cotidianeidad de la vida fuera de la escuela.

De este modo se pueden apreciar obras como la presentada por Olivia Torres y Emmanuel Montes titulada Se non é vero, é ben trovato es, en la que, a través de la combinación entre una pieza en óleo sobre lienzo, fotografía y texto, busca simplificar una investigación sobre el Situacionalismo (Suecia 1920-1925) sobre procesos creativos de artistas que “se unieron con el propósito de ubicar a su país dentro del panorama artístico europeo”, tal vez un guiño o inspiración para esta reunión de amigos. En igual medida esta joven artista, amante de las miniaturas, y así lo refleja en su serie “Microcosmos” presenta piezas de dimensiones bastante pequeñas, donde se aprecia el nivel de detalle de su trabajo, así como el uso de los ángulos para dar esa sensación de profundidad a los paisajes que logra colocar en pocos centímetros de material. Piezas y dimensiones que permite afirmar a quienes han visto ya varias facetas de su obra, la madurez y seriedad con que asume proyectos con una seria investigación detrás donde profundiza en los conceptos teóricos teórico del paisaje y la abstracción, donde además se sintetiza la visualidad de su obra.

Por su parte Frank Piña exhibe Colapso de la función de onda (2022) una instalación compuesta de vidrios, anillo de plata reunidos en un elemento y Brindis (2019), ambas son nuevas formas de volver a mirar, ya no desde la imagen del fenómeno que describen casi siempre en movimiento, sino desde la imagen detenida y reinterpretada por el artista. A través de su trabajo, este artista escoge los detalles para visibilizarlos. Objetos desechados vidrios rotos, removedores de bebidas pasada, ya no cumplen ninguna función, son ahora fragmentos sin uso, piezas sin contexto, recuerdos sumergidos. Va entonces a través de estas piezas a los momentos y los registrar, se detiene en ellos, convierte a los objetos, en superficies significativas, distanciadas de su origen.

Rosa Nelson y Ernesto Bejarano, hablan del impacto que la academia ha tenido en sus proyectos artísticos personales. Aprendieron como el arte con disciplina es uno de los agentes trasformadores más poderosos a través de la educación. Cada una de sus piezas son resultado de esas metodologías y gestos sensibles de los profesores que aún les siguen enseñando, ellos los iniciaron, ahora se complementan en el desarrollo personal y profesional. Ahora uno abstracto ella a veces más figurativa, comparten la producción y la creatividad, las maneras de hacer y las formas de representar esos correlatos que viven de la sociedad.

Otros de los expositores en Fernando Fernández, con una serie de dibujos de la serie Fractura y terminación, en las cuales accede a la memoria colectiva vinculada con las religiones sincréticas. En sus recuerdos personales y búsquedas artísticas, están inscritos las texturas de animales y otros símbolos de esa cultura religiosa. Eso junto al cuestionamiento de la ética o las razones de determinadas prácticas, han influido directamente en el gesto fugaz e intenso de su dibujo, en las formas y figuras, Y el dibujo se convierte en el testigo de lo que anida en su memoria, donde la cartulina es tratada antes, durante y después para evidenciar el paso de la vida y el tiempo. Estos dibujos son resultado de un trabajo de creación continua, donde las imágenes a mostrar, los formatos y los materiales son escogidos a exprofeso. Hay análisis y revisión, hay un estudio serio del dibujo como técnica.

De este grupo ya muchos han tenido sus exposiciones personales, uno de ellos Damián Pozo. En Fábrica de Arte, la exposición 47 Ronin, venía a sondear las memorias de un pasado no vivido, ahora Dualidades infinitas (ocho cuadros que componen una historia lineal), viene a dar mayor riqueza y complejidad a su creación personal. Evidencia un proceso creativo más profundo, con el estudio de la teoría del color y su uso en la gráfica, lo cual son herramientas que sin dudas adquirió en la academia y continúa estudiando. Es esta una oportunidad para romper barreras y presentar nuevos discursos visuales.

Más que una vuelta a la semilla, esta exposición es sin dudas un homenaje en silencio a través de las obras, a las generaciones de profesores que han mantenido el nivel de la academia. Es una forma de incentivar a los estudiantes de hoy a seguir estudiando y apropiándose de esas herramientas que hoy hacen de este grupo de artistas, un “piquete” de amigos que “se unieron con el propósito de ubicar a su escuela dentro del panorama artístico contemporáneo hoy en la ciudad”.