19.05.2022
Centro de Desarrollo de las Artes Visuales

(Continuación…)

En la labor de Meira, y recalco también de muchos otros historiadores  de arte devenidos en curadores, se pone siempre al artista en un nivel de igual a su obra, o a la institución que lo acoge. Cada exposición, con una curaduría de rigor, entonces es vista como un acontecimiento en la vida del artista, la galería, o la institución misma, más allá que el mero producto formal como el que a veces son tratadas. Asumir hoy en día una curaduría, es afrontar limitaciones y tragos amargos, recibir fuego amigo y enemigo, sobreponerse y asumir el trabajo en equipo como la máxima para salir adelante.

En el hoy del siglo XXI en Cuba, proponerse curar una muestra, cualquiera que sea esta es un acto creativo constantemente, donde la capacidad de diálogo con al ambiente es vital si se quiere presentar una propuesta diferente e innovadora. Ella lo logra, y soy testigo de cómo intenta romper desde su hacer las barreras y esquemas, que siempre apuntan a limitar o distinguir entre artistas consolidados, en trayectoria ascendente y los emergentes, logrando ponerlos a todos a dialogar, como hemos visto en esta u otras exposiciones de los últimos meses.

A través de ella, y el trabajo que realiza con las especialistas de Collage Habana o del Centro de Desarrollo de las Artes Visuales, aprendo sobre la flexibilidad que debe caracterizar a un curador. Dejar que en el momento sea el espacio quien dicte y no antes el concepto curatorial, es una de sus máximas, eso lo he oído de otros curadores jóvenes o no tanto como son Andrés Isaac y Jorge Peré. Cada espacio es un reto, tanto a las obras, a los artistas, como a estos hacedores de exposiciones.

La reciente pandemia es un ejemplo de cómo, a través del pensamiento de curadores como Meira, los espacios expositivos se reconfiguraron. La aparición de Sala Negra en el CDAV, la realización de un mayor número de exposiciones en el espacio virtual, el empleo de canales alternativos como las redes sociales, demostraron como ellos los curadores, se respondieron preguntas como ¿cuál es el lugar del curador si ahora solo hay exposiciones virtuales? ¿Cómo se acopla la labor curatorial al reto de trabajar a partir de lo que está disponible en el mundo virtual? Sin dudas fue un reto pensar contendidos expositivos para las redes sociales, con las limitaciones propias que tenemos en nuestra realidad, y aun así llegar a presentar con relativa sistematicidad las mismas, sin perder la calidad o desconocer el espacio donde se propone.

Mirar su trabajo y el de todos los historiadores de arte, me refuerza la inevitable necesidad de su labor en momentos como estos, dentro el horizonte del arte contemporáneo. En tiempos donde la democratización del arte (para bien o para mal) ha dado al traste con la existencia de producciones artísticas de dudosa calidad, los curadores como expertos han de continuar asumiendo la labor de separar el grano de la paja. Como agentes legitimadores o productores de valor simbólico, son a su vez quienes deben seguir pensando la cultura, y seguir desarrollando una crítica cultural de altura, en resumen, ser artistas en su materia.

Ministerio de Cultura de Cuba
Consejo Nacional de las Artes Plásticas (CNAP)
Centro de Desarrollo de las Artes Visuales – CDAV
Fayl ArtesyLetras
Sala Negra – CDAV

#curator #curadoria #historiadelarte #contemporaryartist #cubanartist #artecontemporaneo