2018.04.12
El uso de máscaras, ya sea en la construcción de una obra teatral o en las obras de artes visuales, como es el caso, siempre viene acompañado de un efecto mágico, sirviendo estas -las máscaras- de puerta a nuevos mundos. En los cuadros del maestro López Oliva, se refleja estos nuevos mundos, donde sus figuraciones toman forma humana.
Mujeres y hombres lucen poses y gestos desinhibidos propios de escenas teatrales, más aún cuando rostros ocultos favorecen el juego y la complicidad. Sintiéndose libres de ser descubiertos mientras son observados por un público intrigado -las escenas de variopintos colores atraen fuertemente- dan rienda suelta a amplios registros de sensaciones y emociones, captados en los lienzos que se exponen.
López Oliva, a través de su inconfundible estilo, en esta exposición transita por los ámbitos del teatro y las conocidas fiestas de máscaras, encontrando raíces e inspiración en los códigos simbólicos de la tradición del teatro griego. Ese dualismo que da la máscara del ser y parecer, combinado con la hipertextualidad que aporta a los personajes, son elementos del discurso visual que explota el artista.
En esta puesta en escena “a teatro abierto” para el artista, la máscara es, una de las tantas capas de nosotros mismos con las que disfrazarnos.