«El margen de beneficio es el área más común de desacuerdo entre el marchante y el artista. Al artista un 50% le parece un ultraje por considerarlo excesivamente elevado: << Después de todo yo he creado la obra>>. Se considera que los marchantes infravaloran la formación del artista y su aportación creativa, y que los artistas infravaloran la contribución de la marca del marchante, la base de clientes, y la actividad promocional. (…)

La otra fuente importante de desconfianza aparece cuando un marchante anima al artista a canalizar su creatividad en la dirección que requiere el mercado, <en la línea de lo que se vendió el mes pasado>, o bien <obras que puedan presentarse a la próxima feria de arte>. Por otra parte, el artista naturalmente quiere que el marchante encuentre coleccionistas dispuestos a comprar lo que él desea crear.»

Don Thompson, «El tiburón de 12 millones de dólares»