Silvia Rodríguez Rivero
10.01.2018
Galería Artis 718
La exposición «Ofrendas» en las propias palabras de Silvia Rodríguez Rivero, su creadora, refleja La Habana y a sus personajes «extasiados, leves, suspendidos en un espacio sin tiempo, libres, eternos (…).»Habla además de la intensidad de las emociones de su gente, en especial como reflejan su religiosidad e idiosincrasia.
La magia de esta exposición abraza junto a la música del maestro José María Vitier, quién cómo compañero de vida y obra acompaña e introduce a la obra de Silvia. Sobre esta combinación de artes visuales y música recuerdo esa máxima martiana – muy propia de Cintio Vitier para la ocasión cuál virtuoso martiano- donde se señala que ella (la música) está «donde estaban el noble intento y la elocuencia bella».
Haciéndome eco de las palabras de Abel Prieto, presente en la inauguración, el don de Silvia «(…) ha florecido en todas estas piezas magníficas, como la morera, de la forma más súbita y flamígera».
A través del simbolismo de los retablos – mueble ritual por excelencia- Silvia hace una ofrenda con su arte a la vida. Razón tenía Fina García Manruz en estas palabras sobre ella: «(…) una nueva forma de pintar. Entrando, más que viendo. Todos únicos, originales, imprevistos. ¡Magnífico!»
«¿qué es la música sino la compañera y guía del espíritu en su viaje por los espacios?», escribió Martí en su Cuaderno de Apuntes, afirmación que se hace presente en esta exposición. La obra de esta artista se eleva entre notas musicales a través del espacio de la Galería Artis 718 y queda luego, en silencio, en nuestros recuerdos.





















