Exposición “Tierra de nadie”

Víctor Manuel Ojeda

24.03.2023

Galería Galiano

El concepto de «tierra de nadie» tiene sus raíces en el ámbito militar, especialmente en el contexto de las guerras de trincheras que tuvieron lugar durante la Primera Guerra Mundial. Este término se utilizaba para describir el espacio que se encontraba entre las trincheras de dos ejércitos enemigos, un área que no estaba bajo el control de ninguno de los dos bandos y que representaba un territorio peligroso e inhóspito. El nombre (en inglés «no man’s land») evoca una sensación de desolación, aislamiento y peligro, ya que este espacio solía estar lleno de alambres de púas, explosivos y cadáveres. Cruzar la «tierra de nadie» era extremadamente riesgoso, por el hecho de que los soldados quedaban expuestos al fuego enemigo.

Con el paso del tiempo, el término ha trascendido su origen militar y se ha empleado en diversos contextos para describir áreas desoladas, abandonadas o en disputa. En el ámbito artístico y conceptual, la «tierra de nadie» pudiera ser interpretada como un espacio en el que las fronteras y las categorías se vuelven difusas, permitiendo la exploración de nuevas ideas y enfoques creativos. Y así lo asume Víctor Manuel Ojeda, quien en esta exposición homónima se presenta como una propuesta arriesgada en el panorama del arte contemporáneo emergente de estos días por la Habana. En un mundo cada vez más globalizado y digitalizado, el trabajo de este creador nos recuerda la importancia de cuestionar nuestras percepciones de lo real y lo virtual, así como el papel que desempeña el arte en la construcción de nuestras identidades y narrativas culturales.

Este creador, que ya ha sido focalizado en otros acercamientos críticos, como es el caso del texto de Alain Cabrera para CdeCuba por su habilidad para transformar espacios inhóspitos en paisajes fantásticos, ahora presenta una reinterpretación conceptual del término militar que da nombre a su exposición. Sus obras, al menos las de la serie “Tierra santa”, son el resultado de un meticuloso proceso de selección, superposición y reinterpretación, desde lo pictórico y el lienzo, de imágenes descargadas de internet, lo que aporta una dimensión virtual y global a su trabajo. La exposición de Víctor, pone de manifiesto la capacidad del arte contemporáneo para abordar y reinterpretar conceptos históricos y culturales, ofreciendo un enfoque novedoso y provocador. La utilización de imágenes descargadas de internet como punto de partida, le confiere a su trabajo una dimensión novedosa y, al mismo tiempo, plantea preguntas sobre la autoría, la apropiación y la originalidad en el arte.

En lo particular, hubiera privilegiado en la museografía las piezas que responden al título de la muestra. Estas, ubicadas en la segunda sala de la galería Galiano, compiten con un recorrido previo a la entrada de la galería por las últimas series trabajadas por el artista. Ahí predominan los paisajes surrealistas con objetos anacrónicos y vistas de nubes desde la mirada de un ave o en un avión. Estas representaciones, llenas de contrastes y en constante tensión, exploran los límites entre lo real y lo imaginario, invitando al espectador a reflexionar sobre la relación del ser humano con su entorno y las fronteras que lo separan de lo desconocido. Pero que en nada contribuyen al sentido de la segunda sala.

El proceso creativo de Víctor, para las piezas de la serie “Tierra santa”, demuestra un profundo entendimiento de las técnicas y estilos artísticos del pasado, así como una visión innovadora que intenta romper las convenciones tradicionales. Es esta una propuesta audaz y desafiante que invita al espectador a adentrarse en un universo visual de espacios inhóspitos, rocosos y paisajes surrealistas. La habilidad para manipular y recontextualizar imágenes, en combinación con su capacidad para evocar paisajes surrealistas y misteriosos, lo sitúan como un artista a seguir en el ámbito del arte emergente contemporáneo cubano. Será interesante seguir de cerca la evolución de este artista emergente y ver cómo su obra se desarrolla y crece en los próximos años.

La exposición «Tierra de Nadie» tiene el potencial de generar un diálogo enriquecedor en la comunidad artística, no solo en torno a los temas que aborda, sino también en relación con las cuestiones éticas y conceptuales inherentes a los procesos creativos. Sería una lástima que no quedara recogida en un catálogo que sirva de memoria histórica para marcar hitos en la carrera de este artista. Considero además que esta es una exposición que vale la pena experimentar y analizar por la crítica especializada. La obra de V.M. Ojeda no solo es visualmente impactante, sino que también posee una complejidad conceptual que la convierte en una propuesta artística de gran relevancia.