Exposición Vértigo (otra historia de apariencias)

Colectiva

29.12.2022

Galería Taller Gorría

Un fieltro/alfombra da la bienvenida al espectador a esta muestra. A nadie asombra que sea “Auto de fe” – pieza de 2020 de Aldo Soler (hijo) – con la frase “La Generación de la Esperanza Cierta”, una alusión directa al término acuñado por Juan Marinello desde sus Palabras en una exposición de plástica juvenil (1977), dedicada al Salón Permanente de Jóvenes (espacio hoy inexistente) que tuvo lugar en el Museo Nacional de Bellas Artes. Creo que desde aquí parte el acierto de Jorge Peré como curador de la exposición, pues ya nos anuncia que esta muestra no pretende discursar por la línea de aquella promoción de jóvenes emergentes artistas plásticos.

Y es que el arte emergente y los artistas emergentes sobrepasan la cuestión generacional. Los casi 20 artistas —pues la invitación inicial eran 19, aunque en la muestra se incluyó a la artista Odalys Orozco, según la museografía— que se dan cita en el espacio vienen a hablar de temas actuales y coyunturas históricas, sociales, políticas y culturales que les ha tocado desarrollarse. En sus piezas, hay una nueva narrativa de sus historias de vida y de creación artística, marcada por la influencia de una sociedad trasnversalizada por la información y los intercambios digitales. El cuestionamiento hacia los funcionamientos de los circuitos del arte y sus horizontes, es reflejado por un prisma de muchas aristas.

Una vuelta en 360 grados al espacio de la Galería Taller Gorría, epicentro de una comunidad de artistas, especialistas, curadores y amantes de las artes (ver), nos da una mirada de lo que debe caracterizar al arte emergente: su novedad, su renovación y su evolución, sin permitirse detenerse o ser inconstante para con su creación artística. Los nombres que Peré aúna, y más que los nombres, los estilos de hacer hablan de las potencialidades de estos jóvenes que bien propulsados tendrían un futuro dentro de las artes visuales y reconocimiento real no ya del mercado (siempre mal visto) sino de la comunidad artística en general. Algunos de los nombres son recurrentes para la memoria de este escribidor, por la presencia en muestras tanto colectivas como personales, y eso habla del interés de proyectar su discurso y hacerse visible. El propio Aldo Soler , Olivia Torres, Harold Ramírez y Rolando Galindo, han logrado en los últimos tiempos trasmitir su visión y teorías del arte desde sus obras, con un lenguaje intenso, claro y conciso en su discurso artístico. 

Cuando aprecio piezas como “Matanzas, Varadero, Temporada Baja” de Janny Batista, “Bajo Presión” de Juan José Ricardo Peña (Jota), María Fernánda Chacón con “Cabos sueltos”, Bahá, “Revelador de nuestra Fe” de Jhonatan Moreno, entre otros se revela ese interés en la investigación permanente, y la exploración de diversas temáticas, tendencias y materiales. Apostando todos por escenarios inciertos dentro de los mecanismos artísticos y estéticos que se han posicionado en el interés de la mayoría y de espaldas al mercado. En mi opinión, las obras seleccionadas plantean acercamientos, reflexiones e inquietudes válidas en los procesos plásticos experimentales emergentes que se suceden en el panorama cubano actual.

Aplaudo la multimedialidad de expresiones plásticas de la exposición Vértigo, aunque eche de menos el videoarte y los NFT tan traídos en estos tiempos. Pero esa mezcla, donde una vez más aplaudo la mano de su joven curador, le da un toque fresco. Se trasmiten varios mensajes a través de los materiales, los conceptos manejados y la representación de las inquietudes antes señaladas a través de los diferentes medios de expresión. En sentido general, esta selección de obras y artistas, es un buen ejemplo para cerrar el año, como termómetro de que se está viviendo en los estudios y talleres de jóvenes artistas. Si ciertamente no hubo Puzzle este año, Vértigo vine a ser una conclusión plausible de un año que, como bien señala Peré: el circuito artístico en La Habana y me atrevo a decir en el país, ha venido tomando ritmo progresivamente (…) El arte en Cuba se regenera una vez más. Y ni el temible vaticinio que nos procura el histórico éxodo que todavía sacude la isla (…) es capaz de detenerlo.