Exposición Aesterum
Aluan Argüelles
01.12.2022
Centro de Desarrollo de las Artes Visuales
El arte de Aluan una vez más, como en Caja negra o Recent Flights, nos lleva reflexionar sobre la migración en el contexto cubano, en un momento histórico mucho más complejo que los vividos en los años de esas exposiciones. Comprometido con su realidad, su práctica artística se enfoca en dos piezas, que hacen una especie de equilibrio para discursar sobre los desplazamientos geográficos de migrantes a través del mar o por tierra. Para esto, este artista contemporáneo, emplea la interdisciplinariedad, con obras que van desde piezas textiles como es Hilo de Oro, u Ocaso que es concebido como un libro de artista y la fotografía, conformado todo esto, en mi opinión, una única instalación.
Este eje temático, la migración cubana a través del mar, se va forjando en cada pieza. El propio artista significa que la pieza Hilo de oro, (trenza tejida de cordones de zapatos utilizados por emigrantes cubanos en su travesía) representa “una metáfora del clampeo, práctica médica de pinzar y cortar el cordón umbilical durante el parto”. Alude a ese comienzo de una nueva vida, representada por el hilo de oro en este caso, y cuyo tejido combina nuevas vidas y circunstancias. Una pieza, que pudiera considerarse colaborativa, si no fuera porque estos cordones son obtenidos posteriormente del paso de los migrantes por la frontera, donde son en los puestos fronterizos obligados a liberarse de ellos, como lo es en la cárcel. Sin dudas, una pieza lograda en su concepción, con un elevadísimo gesto poético en su lenguaje.
Por otro lado, este equilibro en la sala, lo mantiene Ocaso. Si la primera pieza habla del paso fronterizo por tierra, esta alude a la problemática de las travesías marítimas. Páginas en blanco de un libro, cuyos únicos textos son los números de páginas que en el borde han sido foliados. Sus páginas manchadas con agua de mar, son la referencia directa a esa alusión a una bitácora de barco o Diario de mar. Un mar, que ha acompañado a miles de cubanos y que también los ha tragado. Cada página vacía y machada es un recuerdo de esa problemática que es la migración ilegal. Cada hoja y su olor a sal, son un reflejo de los retos políticos, sociales y económicos que rodean la realidad cubana, de aquellos que optan por esta “salida” y también por los que se quedan con el dolor. Y el arte, es capaz de trasmitir esto. Ambas piezas son un ejemplo de la capacidad de los artistas de expresar sentimientos con su obra.
Una fotografía de un aesterum (desembocadura de un río de gran cauce por la que penetra el mar durante la marea alta), está ubicada en el centro de la sala, equidistante de cada pieza. Aluan, con un simbolismo impactante, logra mediante esta sencilla, pero no simple, muestra, examinar desde sus prácticas artísticas, nuevamente el fenómeno de la migración cubana, y cómo esta ha reconfigurado nuestra nación y la sociedad en que vivimos. No creo que Argüelles haya pretendido que sus piezas sean un recurso de cambio, pero sí un gesto simbólico que busca la concientización sobre este complejo fenómeno que no es único en el mundo, pero sí singular en el caso de Cuba.
Esta oleada, como le vienen a llamar a esos procesos históricos donde la migración es notablemente masiva, a veces es ignorada desde sectores varios. Es ahí donde, como en otras ocasiones, los artistas y su arte han venido a ocupar un lugar certero, con esa capacidad de resaltar realidades veladas, y dar voz a sectores de nuestra sociedad, a veces sin voz, o sin ser escuchados. Desde la academia, esa constante investigación de Aluan sobre este flagelo, es agradecida. Las artes contemporáneas deben poner el acento en obras estéticamente impecables, discursos artísticos profundos, miradas complejas y multidisciplinariedad, para expresar los más disímiles criterios.