Exposición Kosmos
Arturo Montoto
11.11.2022
Galería Carmen Montilla
Recorrer la presente muestra del Maestro Arturo Montoto, es volver en el tiempo al barroco, donde florecieron los bodegones. Me atrevo a hacer un paralelismo de su obra con aquella que llega hasta nuestros días del pintor español Juan Sánchez Cotán (1560-1627). En las piezas de este artista, tal y como en las de ahora de Montoto, con siglos de diferencia coinciden en la austeridad de las escenas, compartiendo además la composición. Los estudiosos de la obra de Sánchez Cotán, coinciden en que la organización compositiva de este ubica a los objetos (frutas y hortalizas) sobre “una estrecha franja rectangular, quizás el marco de una ventana”, o colocados de forma esquinada en los ángulos. Características que comparte la obra de Montoto, donde las imágenes de sus frutas tropicales y hortalizas están ubicadas de manera tal que la visión del espectador las contraste en esos ángulos y esquinas.
Montoto, reutiliza la luz de manera impresionante, algo que Cotán en su época desarrollo a un nivel elevado. En su caso, la luz natural e intensa, cae sobre los objetos desde el lado izquierdo, iluminando los detalles de las piezas. Montoto, en cambio, aprovecha la luz cenital que baña las frutas, casi como si fuera una luz artificial que permite detallar los contornos y resaltar colores. Ambos artistas reconocen el papel de los fondos oscuros, para ubicar el foco de atención sobre la individualidad de lo mostrado en cada pieza. El contraste de luces y sombras que provoca la luz sobre el objeto en cuestión, logra dar volumen y textura. Efectos estos que impresionan en la obra de ambos.
Cuando estudiaba la obra de Cotán y la contrastaba con la de Montoto, sin duda alguna las semejanzas de estilos saltan a la vista. Ambos han visto en el realismo extremo una fórmula para provocar al espectador, hacerlo apreciar la pieza a través de los sentidos, utilizar la memoria sensitiva para disfrutar lo observado. Otro elemento compartido es la forma de ubicar los objetos, cuidadosamente pensado para mostrar u ocultar detalles que singularizan la obra. Lo que ambos artistas reconocen en la soledad de los objetos cotidianos, le sugiere a Montoto la infinitud del cosmos, y el relativo aislamiento en el espacio. Tal vez de ahí los títulos de las obras, sugerentes per sé sobre la intención del artista. Orión, Luna llena, Saturno, Constelación de las rosas blancas, por solo mencionar algunos de los títulos, son la búsqueda constante de Montoto entre las estrellas de la inspiración.
La literatura consultada afirma que uno de los atributos que hacen únicos a los bodegones de Sánchez Cotán es “que las frutas están simplemente puestas, exaltando sus formas y su individualidad, todo acentuado por una luz intensa en una atmósfera tenebrista que recuerda a las pinturas de Caravaggio”. En parte las piezas de Montoto tienen algo de ese aire, pero en sus piezas está la inigualable presencia del trópico, en la luz, en el color, en la técnica. Desconozco si el Maestro estuvo influenciado por la obra de Cotán, pero lo que sí creo es que Arturo ha derivado sus bodegones a un estilo muy personal y reconocible.
A la distancia de los siglos, el “Kosmos” de Montoto, coincide con la obra de Sánchez Cotán en que “representa la vida en sí misma, como los componentes de un misterioso universo que desde el cielo descienden hasta nuestros corazones”.