Exposición Felices los normales
Colectiva
30.01.2020
Galería Galiano
No es casualidad que la vuelta de casi 30 años haya un #ReencuentroParaAntonia en la Galería Galiano. Y como en aquella ocasión los artistas jóvenes sean los que convoquen a la memoria de aquella profesora de profesores. Y es que la pieza original expuesta de #AntoniaEiriz (agradecimiento al Museo Municipal de San Miguel del Padrón y a su directora Bárbara) mantiene esa frescura y contemporaneidad que para inexpertos pasaría por ser una más de las expuestas por artistas tan jóvenes como Yoxi Velázquez Ricardo, Miroslav de la Torre, Miriannys Montes De Oca Mirabal , Marcos Arturo Herrera, Jorge Luis Rodríguez o Antuan Mena, acompañados por el proyecto DUPP.
En la exposición del ’91, Antonia estuvo físicamente mostrando sus obras restauradas y otras nuevas, es recordada su instalación Homenaje a Amelia Peláez, que según los presentes testimoniantes “inundaba la sala con el color blanco”. La Parca Impía, tantas veces representada por ella en sus lienzos, se hizo corpórea arrebatando a las artes plásticas cubanas de una de las imprescindibles. Ejemplo de artista aún hoy para aquellos que olvidan…
El homenaje de los jóvenes, la perseverancia de sus curadoras Sandra García Herrera y Laura Martin, el montaje de las piezas por Carlos Montane, la locación específica son la partes de un todo que hacen memorable el #ReencuentroParaAntonia, a quien Roberto Fernández Retamar le dedicó el poema cuyo título toma esta exposición:
Felices los normales, esos seres extraños./Los que no tuvieron una madre loca, un padre borracho, un hijo delincuente,/Una casa en ninguna parte, una enfermedad desconocida,/ Los que no han sido calcinados por un amor devorante,/Los que vivieron los diecisiete rostros de la sonrisa y un poco más, /Los llenos de zapatos, los arcángeles con sombreros,/ Los satisfechos, los gordos, los lindos,/Los rintintín y sus secuaces, los que cómo no, por aquí,/ Los que ganan, los que son queridos hasta la empuñadura,/Los flautistas acompañados por ratones,/Los vendedores y sus compradores, /Los caballeros ligeramente sobrehumanos,/ Los hombres vestidos de truenos y las mujeres de relámpagos,/ Los delicados, los sensatos, los finos, /Los amables, los dulces, los comestibles y los bebestibles. /Felices las aves, el estiércol, las piedras./Pero que den paso a los que hacen los mundos y los sueños, /Las ilusiones, las sinfonías, las palabras que nos desbaratan /Y nos construyen, los más locos que sus madres, los más borrachos /Que sus padres y más delincuentes que sus hijos/Y más devorados por amores calcinantes./ Que les dejen su sitio en el infierno, y basta.