Exposición “Regreso a ninguna parte”
Niels Reyes
15.09.2022
Máxima Estudio Galería
Siempre es un placer volver a la obra de Niels. Son dos las ocasiones anteriores en que me he enfrentado a los rostros de este artista, Óleo y Distancia, en Artis 718 y Galería Servando respectivamente. Si me pidieran encontrar un común denominador entre estas experiencias, pudiera decir que en las tres, los colores, tonos, texturas, los tamaños y las formas, que ha usado Niels han podido en todo momento trasmitir y reflejar los estados sensoriales de manera precisa. Cosas que con palabras serían imposibles de comunicar aquí se transmiten en diálogo entre tres: artista – obra – espectador, pero más que palabras son conceptos que Niels trabaja desde la primera mancha en el lienzo.
En muchas de las entrevistas que a lo largo de su vida profesional le han hecho a Niels, siempre ha hablado de los rostros que le acompañan. Es entonces uno capaz de comprender que, para él, pintar rostros es una investigación constante sobre como perpetuar la identidad del sujeto (real o no), más allá de la existencia física en sí, con énfasis en lograr dejar plasmado su vida interior, a través de los rasgos exteriores. Ese impulso primigenio del ser humano de trascender es traducido en cada pieza de óleo que sale del estudio del artista. Como pocos de su generación, Niels ha entendido lo espiritual y efímero de la existencia humana, y ha asumido el reto de perpetuarla a través de los rostros en su arte.
Muchas veces me he preguntado por qué volver una y otra vez al rostro. La respuesta tal vez está en esta exposición “Regreso a ninguna parte”. Una exposición a la que veo marcada por ese signo que ha marcado a muchas sociedades, ahora más presente en la nuestra, la emigración. Varias de las piezas, por su potencial evocador, me recuerdan esas imágenes de las fotos de pasaporte o el rostro de los que por última vez se ubican frente a la ventanilla de inmigración. Ahí, donde el rostro pasa a ser la parte más expresiva del cuerpo y trasmite esa infinidad de sensaciones y significados que pasan por la mente de aquel que parte hacia ninguna parte como su hogar. Son estos retratos tal vez la expresión de la propia identidad del artista que como se ve reflejada en la identidad del retratado. A cuantos no se les ha ido una parte del alma en este complejo proceso, amigos, familias, parejas, han asumido el camino de la migración con el rostro dolido.
De todas las piezas, impactantes todas, la homónima a la exposición centra la atención. Es por eso que, en el proceso de curaduría y museografía en el agradable espacio de esta galería, le hayan dado un lugar especial. En ella por vez primera se hace evidente una sonrisa en los rostros de los personajes enigmáticos de Niels. Es la sonrisa lo que atrapa, ya lo dijo León Tolstói: “Opino que lo que se llama belleza, reside únicamente en la sonrisa”, no en vano de todas las piezas de la galería, fue la primera escogida para colocarle un punto rojo en señal de reserva por un cliente. En los rostros de esta familia, está esa sonrisa espontánea y transparente, esa que de verdad refleja una emoción sincera debido a su carácter natural. La figura femenina principal emula la sonrisa breve, una especie de guiño del artista a la sonrisa de la Mona Lisa. Los niños evidentemente evocan esa sonrisa que solo ellos pueden lograr, sin trasfondos. Este cuadro familiar es sin dudas un punto de inflexión en la obra de Niels.