🤔 ¿Puede considerarse la subasta del Festival del Habano como una Subasta de Artes Decorativas y muebles?

🤔 ¿Qué diferencias hay entre este tipo de subastas y las de las grandes casas de Subastas?

La “Martillo” una vez más miró al público, ella sin dudas sabía que lo que se subastaba era más que un humidor impresionante, era una obra de arte. La pantalla mostraba la puja, casi los 2.7 millones de euros. Me quedo con la tarea de buscar las cifras records de las subastas de humidores cubanos, sin lugar a dudas superaran las cifras impresionantes a las que estamos acostumbrados en el mundo del mercado de arte en subastas, ferias y ventas underground. Pero como en el arte, la verdadera esencia de ese momento hay que buscarlo en los talleres de los creadores de esas piezas.

Esta obra de arte, me niego a llamarle por otro nombre, tiene sus orígenes en lo más humilde de una barriada de Arroyo Naranjo. Allí de generación en generación la familia Aguilera en Humidores Habana , ha ido trasmitiendo los saberes de cómo convertir la madera más dura e inflexible en la más fina pieza, digna de los más altos estándares internacionales de calidad y belleza. Ahora combinan la tradición con el diseño más contemporáneo, pues en esa búsqueda de las constantes alianzas y los famosos encadenamientos productivos –concepto recién descubierto por las organizaciones pero que artistas, diseñadores y artesanos han tenido toda la vida- se unen con el grupo de diseño Nous, creando algo más que un receptáculo de habanos de las más variadas vitolas.

Con la confianza en los jóvenes, algo que caracteriza siempre a estos talleres, les entregan los pocos recursos que en las condiciones pos pandemia se pueden obtener, y con ese ingenio del cubano, van dando vida a un sueño. Cada año, estos artistas se motivan y crecen para presentar al Festival del Habano una pieza superior al año precedente. Cualquiera pensaría que la motivación es económica, pero va más allá de eso. Como son las obras de arte, es por el deseo de ver realizado en físico días de desvelo, y horas de trabajo arduo. La venta importa, pero más importa ese sentimiento al ver terminada la obra o como muchas veces he oído decir en este taller creativo: “el sueño es hacer los mejores humidores del mundo desde la tierra del mejor tabaco del mundo, Cuba”.

La mirada de la Martillo se fija en aquellos potenciales clientes, conocedores del verdadero valor simbólico de la pieza con motivo al aniversario 55 de la marca Cohiba, “escultura en madera y metal” creada con las más finas piezas de esos materiales, diseñada para una funcionalidad y estética propia, a la altura del evento. Ser la primera subasta presencial luego de la pandemia, da mérito doble a cualquier obra que sea vendida, una por romper el hielo, la segunda por demostrar que sigue vivo ese espíritu creativo en materia de artes aplicadas al mundo del Habano. Se levanta una paleta, la 19, el público aplaude, se marcan los 2.8 millones de euros y cae el mazo.

A diferencia de los eventos tradiciones en las grandes casas de subastas del mundo, el dinero no engrosará las arcas privadas, ni irá a mano de galerías o marchantes. Toda la recaudación va para el sistema de salud cubano, algo increíble para muchos, pero cierto. Más razón para que desde la institución arte se reconozca doblemente la labor de artistas como la familia Aguilera, cuyas piezas han estado presentes en las Subastas del Festival desde año 2005 con “originales y desafiantes diseños, así como sus interesantes innovaciones tecnológicas incorporadas a los humidores que confeccionan” y de otros artistas como Neury Alberto Santana Ges , Jesser, Milán, Marlene, Moisesg Gonzalez , Jorge Gil , Roberto Fabelo, por solo mencionar algunos a memoria, que hacen arte siempre.
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