Colectiva

23.05.2019

Galería Casa 8.

Cada estudiante recuerda como nunca el día de su tesis. Casi siempre el salón o aula que sirve de escenario se vuelve gigantesco al alumno que reta a un tribunal para que entiendan que su trabajo vale el esfuerzo. Hoy Eileen Almarales y Disbel Roque convirtieron las inmensas salas de la Galería Casa 8 en un reducido espacio, donde tanto los miembros del tribunal como el público, familiares y amigos presentes sintieron y reconocieron la naturalidad del campo. Pero, no por ser del «campo» este paisaje rural, transportado desde el mismo Camagüey, fue apacible o simple. 

Recursos y símbolos hablan de las dificultades de aquellos que aún se aferran a permanecer en su origen cuando las migraciones hacia la capital son presente y realidad. La presencia del marabú, la yunta de bueyes o la raspadura… cada uno con una historia que contar, son la metáfora que este dúo presenta.

Raspadura, esta vez, pasó a raspar duramente la supuesta superficialidad de los que se acercan al arte en las galerías comerciales de la capital. Una obra concebida como enviroment para traer al «cubo blanco» las sensaciones del campo cubano, con sus dificultades y añoranzas por el ayer que ya no habrá mañana. En intercambio con estos artistas, conocí algo más de estos jóvenes. El significado de romper con la tradición agricultora de la familia, la falta de sensibilidad (mercado) por el arte que decidieron hacer, el deseo de reivindicar las raíces acá en la ciudad a más de 500 km de donde crece el marabú que fue actor principal en esta muestra junto a la raspadura (subproducto semi-legalmente manufacturado).

¡Estas acciones posteriores a la típica inauguración de las muestras debería ser pi constante en las galerías, pues sirven de complemento a la labor de divulgación de la obra del arte contemporáneo!

“Las ciudades son la mente de las naciones; pero su corazón, donde se agolpa, y de donde se reparte la sangre, está en los campos” J. Martí