Exposición Breves espejismos
José Perdomo García
10.06.2022
Galería de Arte Collage Habana
Perdomo domina la técnica del Paisaje, eso lo ha demostrado a lo largo de los años. En cada pieza de su producción artística, está reflejada la magia que esconden los parajes de su provincia. Cada uno de los elementos de una naturaleza virgen, que cercana a los ríos mantiene el verdor todo el año, reafirman las bondades de la ausencia humana. Esto lo sabe el artista y por eso en esta serie de Espejismos, agrega un toque de surrealismo a su obra, mediante la inclusión en el paisaje rural de objetos y personajes reales, cargados de un valor simbólico e imaginativo muy fuertes. El pensamiento ambientalista y la sencillez que le caracterizan están reflejados en esta exposición a través de la recreación de objetos propios de la ciudad. Algunos de ellos pasan en ocasiones desapercibidos por el transeúnte cotidiano, o esos personajes indispensables para la belleza de la ciudad, a través de los cuales el artista interpreta y expresa la realidad subjetiva de su esencia misma.
Si algo me asombra en esta muestra, no es ya el virtuosismo al que nos acostumbran los paisajes de Perdomo. Ni las escenas rurales captadas en ocasiones a través de la fotografía digital y llevadas al lienzo a través del óleo, desconociendo a veces el detalle del realismo de otros paisajistas, pero manteniendo siempre la esencia del momento capturado. Por vez primera encuentro en la obra de este veterano del pincel, elementos del movimiento surrealista. Lo veo en esa manera de reflejar (cuestionar) a través de los elementos figurativos presentes en la escena –completamente anacrónicos al paisaje rural – cestos de basura, semáforos, alcantarillas, grúas, señales de tránsito, bancos, etc., imágenes de una realidad innegable del ser humano, su desprecio por la Naturaleza. Pareciera ubicarse el artista en el personaje del obrero de la higiene que no descansa para dejar todo limpio y luego, sentado después del bregar del día, disfruta la belleza que alguien intentó borrar.
Es también interesante como el artista intenta romper a veces con su formación academicista, torciendo reglas de lo tradicional del paisaje y creando realidades/espejismos. Una escoba que se convierte en remo, un carro de basurero que se refleja en el agua como el árbol cortado, una neblina que cubre la silueta de una grúa, un camino real que escurre las lluvias en una alcantarilla, son por solo señalar algunos. Perdomo quiere, me atrevo a aseverar, intentar salir del marco creativo que se había impuesto con anterioridad. No dejar el paisaje, sino decirle al espectador que más allá de la mera contemplación debe haber una provocación. Y que mejor manera de provocar, que colocar, desde la imaginación del artista en estas obras, temas que hablan de realidades de hoy. La ciudad cada vez está más invadida de basura y de deshumanización en el trato con el prójimo, una alerta para despertar en el receptor la urgente necesidad de concientizar.
Sin dudas esta combinación del realismo del paisaje rural con elementos surrealistas, es una demostración de las habilidades de Perdomo. Una muestra de que se puede ser contemporáneo en el discurso de la obra, sin caer en estereotipos, y manteniendo la carga conceptual en esa simbiosis entre la ciudad y el campo. Sigue siendo el dibujo la base técnica de Perdomo, como por allá en los 80 su fuerte para entrar al ISA sin haber cursado los más elementales principios del arte y valerle el aprobado de la mano del propio Fabelo. Mantiene, como en sus paisajes anteriores, el riguroso estudio de la perspectiva, y la capacidad de reproducir las atmósferas de los escenarios escogidos. Todo esto, logra que los elementos surrealistas tengan una combinación única y natural, típica de los sueños, con el resto de los componentes realistas que componen sus paisajes.