Exposición Germinal
21.06.2024
Hace unos meses Elvia Rosa Castro, en su sección “El artista y su obra” del blog El Señor Corchea, publicaba una fotografía de Douglas junto a uno de sus cuadros en proceso. En aquel momento ella definía a esta nueva como un “apoteosis de la neo historia”. Coincido plenamente con Elvia (pocas veces no) al encontrar en las obras de Douglas ese enfoque historiográfico revolucionario que trasciende los límites de la narrativa tradicional, introduciendo una dimensión crítica y multidimensional a la interpretación de los eventos históricos. En otras palabras, este artista huye de la postmodernidad – ese desafío a las narrativas establecidas y su deconstrucción-, y dentro de los giros de la contemporaneidad se afilia a la estética de la neo historia. Para eso construye sus escenas pictóricas sobre un escepticismo a la hora de formular nuevas formas de narrativa, que son, en mi opinión, más inclusivas y representativas de esa diversidad de experiencias históricas que se ha vivido en la historia no tan reciente de Cuba.
“El azúcar, en su desarrollo creciente, conformó una serie de fenómenos políticos, sociales, religiosos, culturales, etc., que generalmente han sido analizados como hechos autónomos, sin insertarlos en la estructura productora. Esta obra, por el contrario, pretende seguir las huellas que arrancan del azúcar y se manifiestan en la instauración de una cátedra universitaria, o en un decreto sobre diezmos, o en la forma característica del complejo arquitectónico urbano, o en los efectos terribles del arrasamiento de los bosques y la erosión de los suelos. Y hemos ido hacia esta investigación porque estamos plenamente convencidos de que sin un estudio exhaustivo de la economía cubana no hay posibilidad alguna de interpretar correctamente su historia.” Así comenzaba Manuel Moreno Fraginals en 1974 su libro “El Ingenio”, ahora, Douglas pareciera haber reinterpretado estas lecturas (desconozco si la ha hecho) en galería Máxima con la exposición «Germinal». La selección, lejos de conformarse con la mera representación factual, se adentran en las profundidades de la historia cubana industrial del azúcar, para reexaminar y revalorar sus elementos constituyentes bajo una luz contemporánea y crítica.
Douglas emplea una mezcla de elementos surrealistas y realistas que desafían la percepción usual y la comprensión del espectador promedio sobre los episodios históricos narrados y llevados al imaginario popular por las clases se historia y las litografías de época. Esta aproximación no es aleatoria ni puramente estética; cada componente visual funciona como una herramienta de análisis y comentario. La recurrencia de elementos industriales y naturales, entrelazados de manera que a menudo se confunden uno con el otro, habla de una historia de explotación y coexistencia, de conflicto y adaptación. Esta fusión visual no solo refleja la interdependencia entre la industrialización y el medio ambiente natural de Cuba, sino que también sugiere una reconsideración de cómo estos dos mundos pueden ser entendidos en coexistencia, más allá de los términos de confrontación o dominación.
El uso del surrealismo en «Germinal» actúa como un espejo distorsionante que refleja realidades históricas complejas de una manera que el realismo solo no podría. Al exagerar ciertas características—como los caracoles gigantes en una fábrica o las flores descomunales invadiendo espacios industriales—este artista con mayúsculas, no solo capta la atención, sino que también provoca una reflexión más profunda sobre la significación de estos elementos. Estos símbolos no solo son representativos de la resistencia de la naturaleza cubana (o la importada como es el caso del caracol africano u otras especies) contra la intervención humana, sino que también pueden interpretarse como manifestaciones de la cultura y la identidad cubanas resistiendo a la homogeneización y la erosión a través del tiempo.
La colección, como un todo, funciona bajo la premisa de que la historia no es estática ni unidimensional. Cada pieza de Douglas, rica en texturas y capas de significado, actúa como una ventana a episodios distintos, pero interconectados del pasado cubano, reforzando la idea de que la historia es un tejido compuesto de numerosos hilos narrativos. En este sentido, «Germinal» se alinea perfectamente con la idea de la «apoteosis de la neo historia» antes señalada por Elvia Rosa, donde la interpretación histórica se eleva a un nuevo nivel de profundidad y reflexión. Este enfoque permite que surjan nuevas preguntas y se exploren nuevas respuestas sobre el pasado, presentando una historia viva que continúa evolucionando con cada nueva interpretación.
Como en Futurama Vedado, exposición anterior de este artista en 2022, la obra de Douglas vuelve a ir más allá de la superficie de los relatos históricos aceptados, continuando ese diálogo continuo sobre qué historias se cuentan y cómo se cuentan. Esta exposición celebra la complejidad de la historia cubana, pero a su vez cuestiona la autoridad de las narrativas históricas dominantes, proponiendo una revisión constante y crítica de lo que creemos saber sobre el pasado. Al hacerlo, «Germinal» de Douglas Argüelles contribuye a un entendimiento más rico y matizado de la historia, que es, en última instancia, un reflejo de nuestra propia complejidad y multiplicidad como seres humanos en interacción constante con nuestro mundo y con nosotros mismos.
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