Exposición “Buddy movie”
Colectiva
05.03.2024
Unpack Studio
Levi Orta y Duniesky Martín, a pesar de sus distintas estéticas y enfoques, logran converger en una crítica social y política que se articula poderosamente a través de la exposición Buddy Movie. Orta, con su tono irónico y provocador, desafía directamente las estructuras de poder y la comercialización del arte, mientras que Martín emplea una revisión nostálgica y crítica del material fílmico para cuestionar la narrativa histórica y la memoria colectiva. Esta yuxtaposición de enfoques crea un diálogo rico y complejo donde las diferencias estéticas no solo (co) existen, sino que se potencian mutuamente, permitiendo una exploración más profunda de los temas abordados.
A través de sus obras, ambos artistas utilizan el videoarte como medio para reinterpretar y comentar sobre la realidad, destacando su capacidad para fragmentar y reconstruir el tiempo y el espacio, características que lo han convertido en una forma de expresión indispensable del arte contemporáneo. Este medio permite una inmersión y una interactividad que otras formas artísticas pueden no lograr, haciendo del videoarte un vehículo ideal para las narrativas complejas y multicapa que caracterizan el arte actual, enriqueciendo la experiencia del espectador y expandiendo los límites del discurso artístico.


En su más reciente exposición de conjunto, Buddy Movie deviene en una exploración de su trabajo con esta forma de creación (videoarte) -más allá de la simple proyección visual- como método para interpelar críticamente al espectador sobre la política, la identidad y el rol del arte en la sociedad contemporánea. Los trabajos seleccionados por la curaduría, variados en forma y contenido, comparten un núcleo común que desafía las convenciones y estimula una profunda reflexión sobre los conflictos y paradigmas actuales.
Levi Orta presenta en «Fuck the Proletariat, I Want to be the Official Painter of the Gunther Family» una crítica irónica al capitalismo y a la idolatría de la riqueza. El artista, al intentar convertirse en el pintor de la familia Gunther, cuyo miembro más destacado es Gunther IV, un pastor alemán y el perro más rico del mundo, juega con la absurdidad de los valores contemporáneos que elevan a las mascotas a estatus de multimillonarios mientras se ignora la realidad del proletariado. Este trabajo no solo es un retrato satírico de la estratificación social, sino también una burla a la figura del artista como mercenario del capital.


En contraste, «Singing Alone» compone una sinfonía visual y auditiva utilizando clips de líderes mundiales cantando. Esta obra no solo destaca por su originalidad, sino también por cómo interpela la autoridad y la humaniza, creando un espacio inusual de vulnerabilidad. Orta logra despojar a figuras como Obama, Putin y Chávez de su poder simbólico, presentándolos en un acto tan universal y desarmador como es el canto, planteando así un escenario donde la política se cruza con lo cotidiano de manera inesperada y reveladora.

Por su parte, el trabajo «Pedofilia» y «Días Libres», exploran de manera contundente los límites de la representación y la intervención artística en los contextos sociales y políticos. Al enviar dibujos bajo identidades falsas de niños a la televisión cubana, Orta no sólo documenta la realidad política, sino que también cuestiona la autenticidad y la inocencia en la percepción pública y mediática. Mientras, en «Días Libres», el artista vincula su ocio personal con eventos políticos globales, en un gesto que mezcla lo privado con lo universal, lo trivial con lo trascendental.











Duniesky Martín, en obras como «Pasatiempos del Hombre Nuevo» y «Doscientos treinta y siete segundos de ilusión», reconfigura el material fílmico histórico para cuestionar la narrativa oficial y la memoria colectiva. Él, desplaza héroes establecidos para proponer nuevos protagonistas, subvirtiendo así la narrativa histórica y ofreciendo una nueva visión crítica del pasado y su impacto en el presente cubano.
«Fly Out» y «Spy Games» continúan esta exploración del espacio y la percepción. El primero captura la melancolía de un estadio abandonado, evocando reflexiones sobre la gloria pasada y la desolación actual, mientras que el segundo, realizado en colaboración con Sam Stalling, utiliza el género de espionaje para investigar las realidades urbanas y las relaciones interculturales, desplegando una metáfora extendida sobre el arte y la vigilancia.






Buddy Movie demuestra que el arte contemporáneo, y en particular el videoarte, tiene una función esencial en el diálogo sociopolítico. No se limita a presentar una realidad, sino que la descompone y la reconstruye, ofreciendo nuevas perspectivas y posibilidades de entendimiento. Levi Orta y Duniesky Martín, a través de sus enfoques distintivos pero complementarios, utilizan esta exposición para cuestionar, provocar y motivar a la audiencia hacia una participación más consciente y reflexiva. El arte se convierte así no solo en un reflejo de la vida, sino en un participante activo en su constante redefinición.

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