Exposición “Cruzando los brazos”, Harold Ramírez Veliz

Exposición Cruzando los brazos

Harold Ramírez Veliz

16.03.2023

Centro Hispanoamericano de Cultura

Harold ha desarrollado una increíble habilidad de observar los detalles y así lo refleja en su obra. Esta capacidad le permite capturar los matices y las sutilezas que hacen que su trabajo destaque y sea memorable. Al prestar atención a los detalles, este artista emergente descubre nuevas formas de expresar sus ideas y emociones, y también puede encontrar inspiración en las cosas más pequeñas e insignificantes que le rodean. Además, la observación detallada le ha permitido a lo largo de sus años de estudio mejorar su técnica, permitiéndole afinar su habilidad en el uso de herramientas y materiales, lo que a su vez ha derivado en una exquisita calidad y coherencia en su obra.

Otro aspecto importante es que, al desarrollar la observación de los detalles, este artista también mejora su capacidad para comunicarse con su audiencia, pues introvertido al fin, usa su obra como método de expresión por excelencia. Al tener un ojo entrenado para los detalles, puede presentar su obra de una manera más clara y efectiva, lo que resulta en una mayor conexión con su público. En lo personal he podido seguir de cerca la carrera de este aún no graduado del ISA, y me permito afirmar que los elementos anteriores se demuestran en cada una de las exposiciones colectivas precedentes donde ha participado, y me permito enumerarlas: Vértigo (otra historia de apariencias), Dos pájaros de un tiro, Compás de espera, Una cosa piensa el borracho y otra la bartender, Puzzle 1, Asunto: Ejercitación, Variis bene –en esta última presentó el inicio de la serie Lastre, hoy en esta muestra-, Sigue al conejo blanco, Más de lo mismo y la octava edición de Post-It.

En Cruzando los brazos – imagino que el título venga de la usual postura que asume el artista al escuchar y observar en varios eventos en los que hemos coincidido- asume el tema del voyeurismo como fuente de inspiración. No desde el pensamiento fetichista o morboso al que suele vincularse el término, sino a esa relación entre el observador y lo observado. A través de la representación del voyeurismo en el arte, muchos artistas han examinado temas como la privacidad, la intimidad, la identidad y el poder. Desconozco los referentes que usa Harold para defender su tesis, pero sin dudas, de una forma u otra, los conceptos de esta muestra son herederos de la obra de artistas como la francesa, Sophie Calle, cuyo trabajo se centra en la investigación y exploración de la vida privada de otras personas. En su obra, Calle invita al espectador a convertirse en un voyeur al mostrar detalles íntimos de la vida de sus sujetos, como sus diarios personales o sus pertenencias. En su obra «La chambre», por ejemplo, Calle fotografió la habitación de un desconocido y creó una instalación que invita al espectador a imaginar la vida del propietario de esa habitación.

Otro artista que pudiera servir de referencia para interpretar mejor las piezas de esta muestra es el fotógrafo estadounidense, Philip-Lorca diCorcia, quien a menudo toma fotografías de personas en situaciones íntimas sin su conocimiento. En su serie de fotografías «Heads», diCorcia tomó fotografías de transeúntes en las calles de Nueva York, capturando momentos de intimidad y vulnerabilidad sin el conocimiento de los sujetos. En la pieza “Una sombra cualquiera”, donde Harold recorre su pueblo y registra los espacios iluminados, recreando en el espacio de la galería la ubicación de las casas y las distancias entre unas iluminadas y la ausencia de las que no, encuentro esa analogía con diCorcia y Calle. Utiliza entonces Harold el recurso del voyeurismo para representar su pueblo, dándonos una muestra inquietante de la vida cotidiana en su pequeña comunidad rural.

De igual forma, a través de sus dibujos -representaciones de antiguo canal de riego abandonado ahora cubierto por la naturaleza- el artista nos invita a mirar más allá de la superficie de las cosas y a descubrir la belleza en lo olvidado y lo abandonado. Harold emplea la técnica del dibujo detallado para capturar la textura y la belleza de la naturaleza, y crea una sensación de nostalgia y melancolía al retratar la decadencia de las estructuras abandonadas. Esta pieza, ahora ampliada en número de dibujos, sin dudas era merecedora de premio en el pasado certamen de Post-It 8, pues su nivel de realización es impecable.

La elección del cementerio y las esculturas fúnebres como tema central de la exposición –la pieza ocupa una de las paredes expositivas con casi 500 dibujos en hojas tamaño carta a tinta, resultado de más de cinco años 2017-2023- es particularmente interesante, ya que el artista explora la relación entre la muerte y el hombre, con esa mirada ahora ausente de detalles, solo el contorno borroso de las siluetas. En estas obras, el artista desafía la idea de que la muerte es algo temible o inquietante, en cambio, sugiere que es una parte natural de la vida que se puede integrar armoniosamente y ser observada.

Harold concluye así una etapa de vida artística, la de estudiante del ISA, pues esta es su tesis final de graduación. Sin duda alguna, se abre ahora una nueva que lo impulsará a mayores resultados, pues es de esos artistas a los cuales hay que seguir porque su obra va creciendo a pasos agigantados. Algo si me queda claro, este artista no se quedará cruzado de brazos…

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