Exposición No lugar
Colectiva
11.12.2021
14 Bienal de la Habana
“No lugar”: es un término acuñado por el antropólogo francés. Marc Augé, para describir aquellos sitios de transitoriedad que no tienen suficiente importancia para ser considerados como “lugares”. Son esos parajes sin tránsito y sin memoria.
Imágenes del Presidio Político de la otrora Isla de Pinos, del poblado de Hershey, de centrales azucareros abandonados, tiendas de antigüedades, escaleras, espacios vacíos, todas con algo en común: responden a la definición del “no lugar”. La curaduría de esta muestra fotográfica viene a explotar las posibilidades infinitas que el tema da. Para eso, se da la tarea de encontrar la conexión casi inexistente entre los estilos y formas de hacer de artistas generacionalmente tan diferentes como pudieran ser Ricardo G. Elias y Rodolfo Martínez de los jóvenes Linet Sánchez, Liesther Amador y Reinaldo Cid.
La artista Linet Sánchez ya nos tiene acostumbrados a la construcción de sus no-lugares. Concebidos desde las maquetas que produce y luego fotografía, da paso a esas imágenes limpias. Partes por donde pudiera transitarse cada día por el mismo sitio, o por el mismo espacio y seguirían siendo insignificantes para nosotros, hasta que nos encontramos con estas impresionantes imágenes. Es entonces cuando reparamos en el detalle, la luz, la forma, el espacio. Al contrario, Ricardo G. Elías nos presenta los restos humanos, la huella tecnológica, el pasado vivido en la Isla. Puntos que en sus días de esplendor fueron centro de bullicios –al menos en tiempo de zafra- y de los que ahora solo sobreviven restos. De ahí el sugerente título de su serie “El azúcar produce amargura” de 2019, que comprende fotografías sobre la base de estudios de las precedentes relaciones humanas y sociales, estructuras industriales, vicisitudes económicas y otros acontecimientos que rodearon ese proceso que fue la industrialización del azúcar en la Cuba de décadas anteriores y su proceso de desescalamiento.
El merecido Primer Premio del pasado Post-It 7 Liesther Amador, presenta su serie Tiempo Muerto, en ella tal parece que busca descubrir la relación entre el espacio, el tiempo y los personajes que toma como modelos. Esta producción –compuesta completamente por retratos fotográficos de gente cercana al artista, conocidos o completos extraños– podemos percibir intimidad del momento capturado más allá del proceso de composición de la escena. Registro que discursa sobre la sensación de cercanía con aquellos que allí están y con lo que sucede en esos No-lugares. Las obras escogidas para la exposición, relatan las diversas experiencias, lugares y tiempos por los que el artista ha transitado, reconociendo que solo la presencia humana le daría una memoria al lugar, tal vez por eso a sus personajes –hombres y mujeres- los “siembra” en el sentido literal de la palabra. En las imágenes podemos ver entonces, un retrato del tiempo.
Otro joven, Reinaldo Cid, a través de sus piezas de la serie Deshielo, me lleva a la tesis defendida que señala que un “momento” puede ser también un No-lugar. En cierto modo la presencia espacio/temporal del individuo, la huella dejada, el tiempo de permanencia y lo que sucede una vez que se abandona esa “zona de tránsito” definen un No-Lugar. ¿¡Es que acaso no hay suficientes ejemplos sobre parajes que una vez pasado determinado fenómeno político-económico o social han pasado a ser No-lugares!? Y las imágenes de Cid, remiten irremediablemente a una realidad que hoy vivimos y de la cual tratamos de escapar poco a poco.
Tal vez pocos asocien el nombre de Rodolfo Martínez a una exposición como tal y sí a todo el proceso de producción que lleva. Esta vez Rodolfo “saca” esas obras interesantes que esconde en su estudio. La serie Escaleras parte de conceptos artísticos/fotográficos como la deconstrucción del espacio, el punto de vista, el concepto de momento, la fragmentación y lo cotidiano, y los combina logrando una imagen asociada inequívocamente a un No-Lugar. Qué es una escalera o una ventana sino un paraje de tránsito, sin memoria, que nos ven pasar y nosotros ni las notamos. En el quehacer de Rodolfo se combinan entonces la integridad del conocimiento fotográfico y lo visual. Sus obras siempre tienen un halo de misterio; pero el misterio más grande de las obras este artista es que hay disciplina, y conciencia de los tiempos y tecnologías modernas.
No será la última vez que el tema del No-Lugar sea abordado, sin embargo, esta muestra fotográfica es un paso interesante en lo que se ve, puede ser el perfil de la Galería 23 y 12. Diseñada, iluminada y pensada para que a través de sus cristales capte la atención del transeúnte apurado -que tiene incorporado que una galería es un No-lugar-, y le haga descubrir que dentro hay memoria, como en esta exposición.