Exposición Memoria

Lesbia Vent Dumois

30.09.2021

Museo Nacional de Bellas Artes Cuba

Pocas veces he visto a alguien con tantas energías, sobre todo energías positivas, de esas que te contagian a seguir haciendo esas pequeñas cosas bien hechas. Así es esta dama, a quien todo el que la conoce le brillan los ojos y no quedan adjetivos para reconocerla cuando te habla de ella. Muchos al conocer de su premio simplemente dijeron: mucho ha demorado, ella lo merecía hace tiempo. Hasta el Covid se quita el sombrero y mengua en su afán de entorpecer la vida para ceder a que por primera vez en mucho tiempo amigos se reúnan con un motivo más que justo, homenajear a Lesbia.

Pero como siempre ella es la que entrega más que recibe. Hacedora de hilos mágicos de vida, como aludiera Abel Prieto, en esta ocasión la artífice de decenas de exposiciones a lo largo de su trayectoria como artista, investigadora y curadora nos vuelve a sorprender. Echa mano a un recurso que le ha valido durante mucho tiempo, su memoria prodigiosa. Esa que no olvida el nombre de un artista, de un amigo, de un suceso en la historia ya no tan reciente del arte cubano y latinoamericano, o de las tantas técnicas y formas de hacer. Nos revela su secreto, o mejor nos hace entrar en él. Lesbia decidió para esta ocasión abrirnos las puertas de su Palacio de la Memoria.

Utilizo la metáfora del Palacio de la memoria por la abierta alusión al concepto del mismo -que consiste en crear mentalmente un palacio (o un apartamento) con diferentes habitaciones y en cada una de ellas se albergará una imagen de algo que se quiere recordar- pues cada pieza intencionalmente seleccionada es una de esas habitaciones donde Lesbia guarda emociones y recuerdos vividos que no quiere olvidar. La muestra curada a cuatro manos entre la propia Lesbia y Teresa Toranzo, está distribuida de tal forma que nos encontremos con los orígenes de esta artista, su familia, la pérdida de seres queridos, la formación profesional, sus logros como trabajadora incansable y revolucionaria cabal. Los fotogramas de un video de su día a día me recuerdan el quehacer de una hormiga incansable siempre construyendo y protegiendo una y otra vez ese hormiguero que son las artes plásticas cubanas que de vez en cuando algún “chico” travieso patea para ver el resultado.

Tan cubana como las palmas, la artista se recrea en el disfrute de la poesía y las frutas más tropicales (en la colección de instalaciones/retablos artesanales de infinito detalle), trazos de grafito en una caligrafía impecable -de esas que solo las abuelas suelen tener- nos preparan para entrar en otros salones de palacio donde más allá de la figura regia que impone en la vida hay un alma sensible como pocas. Dominio de las técnicas del grabado casi rayando en la perfección gracias al amor no solo por el oficio sino por quien le enseñó, Carmelo González “su maestro”, pasión y talento se juntaron, nació el amor entre tacos y xilografías. Muchos coincidimos en la influencia viva de sus profesores en su obra, las clases de su maestra Antonia Eiriz -una de las voces más originales de la plástica nacional- están en los trazos de los óleos de Lesbia. Piezas como “Mira el pajarito”, “Shs, silencio” y “Guantanamera” dan fe de ello.

Pero en este palacio mental tienen un lugar especial las alianzas y la lucha por los derechos y el reconocimiento de las mujeres dentro del panorama de las artes cubanas e internacional, es por ello que Lesbia dedica habitaciones especialmente decoradas a las figuras de Frida Khalo, Rita Montaner, Virginia Woolf, Isidora Duncan, Violeta Parra, Tina Modotti, Nahui Olin y Lucía Jerez. Desconozco si las conoció a todas personalmente, pero sé que domina el quehacer de estas artistas, pues cada dibujo – al carbón, grafito, tinta o creyón- con los collages que son un signo personal, tiene los detalles precisos, el equilibrio perfecto.

Sus dibujos sorprenden por la factura de su trabajo y su gran cercanía con la idea que tenemos de la reproducción de “lo real-maravilloso”, y las atmósferas ensoñadoras y los temas que toca siempre con el ser humano y la naturaleza como centro. Y es que su espíritu martiano la guía a través de las salas iluminadas de este palacio que es su memoria, donde jardines llenos de rosas y mariposas como las que le gustan a ella, guardan las frases del Maestro, ese sol del mundo moral como diría Cintio y le dedica obras impresionantes.

Salgo del Palacio de la memoria que es “Memorias” Exposición personal de Lesbia Vent Dumois, Premio Nacional de Artes Plásticas 2019 admirándola aún más y respondiéndome una pregunta de mucho tiempo… ¡Más sabe Lesbia por ser Lesbia Vent Dumois!