Exposición “Ningún lugar como en casa”

Alexis Leiva Machado Kcho

02.12.2020

Museo Nacional de Bellas Artes

Imposible anoche escribir algo sobre esta exposición. Aún hoy es difícil hilvanar ideas sobre tamaña muestra de Alexis Leiva Machado. El Museo Nacional de Bellas Artes quedó pequeño para acoger la infinidad de piezas, instalaciones, dibujos, catálogos y tantas manifestaciones en las que este artista ha incursionado. Los materiales, varios, desde caracoles recogidos durante sus paseos por el mar, en Cuba o cualquier lugar donde esté —la sensación de estar en casa que le viene de esa doble condición de insularidad que tiene como pinero y como cubano— objetos encontrados en las calles de su pequeña Habana “Romerillo”, Guantánamo o cualquier otro rincón donde su condición de humanista y caballero andante le han hecho ir, trozos de maderas, sogas, botellas, vidrios, botes, y cualquier cosa que al decir de la gran Teresita, le pone un poco de amor y va viendo como la tristeza —que a veces le embarga— va cambiando de color con su arte. En sus palabras se resume: “Yo una vez dije que era hijo de un pueblo exitoso, tengo esa capacidad del cubano de ver cosas donde nadie piensa que las hay.”

Sus esculturas son una de las protagonistas de esta exposición, puramente artesanales combinando metales, madera, telas, siempre en una constante investigación de culturas, saberes, experiencias vividas. Algunas son muy conocidas (o sus reinterpretaciones) “La peor de las trampas” 1990, “El camino de la nostalgia” 1994-95, “A los ojos de la historia”, “La Jungla” etc., otras creadas especialmente para esta muestra (in situ). Se alzan dos gigantescas en el patio central, una de ellas, el conocido “Pensador” con su impactante composición de botes rústicos de poliespuma, remos, y otros atavíos de pesca, remembranza de esa vida de pescadores de su lugar de origen, que mira al espectador que llega a este museo con ojos asombrados.

Una instalación por sobre todas impresiona “Lo mejor del verano” (instalación donde el espectador tiene la sensación de estar bajo el agua y en su superficie flotan botes y otros elementos) por su estética sutil a partir de los elementos empleados, y la poética del discurso que esgrime con la misma.

Los dibujos del hijo de Martha son tal vez el mejor momento de la noche, paredes llenas de esta naturalidad que es dibujar para #Kcho recuerdan el momento en que comenzó a dibujar: “La primera clase de dibujo que me cambió la vida me la dio mi mamá cuando tenía 13 años. Así que yo dibujo hoy gracias a esa clase. Aquel día le tuve miedo al acto de crear, pero me gustó. Mi mamá me cogió la mano, me hizo lo que yo quería dibujar, e inmediatamente lo rompió. Y me dijo: ahora hazlo tú.”

Para Kcho su vida es el arte, más allá de todo.Y esta vida está reproducida a lo largo de la muestra en más de 5 grandes expositores, donde el artista y el equipo que lo apoya han conservado cuidadosamente un parte significativa de todos los materiales promocionales —catálogos, folletos, libros— que sobre su obra se han publicado, así como hay una representación de los archivos de las publicaciones en periódicos de Cuba y el mundo sobre (y no solo) la obra de Kcho, sus acciones al frente de la Brigada Martha Machado, en su espacio Romerillo (MOR). Un recordatorio válido de que representa (Kcho) para la cultura nacional. Mucho se escribirá sobre esta exposición que marcará historia casi 30 años después de la primera exposición de Kcho en el MNBA en 1992 con 22 años.

Hoy vuelve, jovial, jaranero compartidor como siempre. Sus amigos, los de siempre, los que han estado ahí para él, volvieron a acudir… otros los nuevos, los que se han sumado a su visión de Cuba, también estuvieron. No faltaron los que siempre la curiosidad le lleva a acudir a cada “performance” que es una exposición de este artista, donde hubo impresiones de grabados litográficos, dibujo en paredes empapeladas y hasta el improvisado discurso a todas vistas emocionado.

Algo es evidente, Kcho es y será siempre consecuente con su obra y pensamiento: “Los artistas movemos ideas, esa es una gran responsabilidad, por eso debemos saber bien hacia dónde mirar y cómo hacerlo”