16.10.2020
Galería El reino de este mundo
Vicente Hernandez Hernandez es de aquellos artistas que van al detalle en cada obra…al punto de confundir al ojo humano y hacer creer al cerebro que está frente a una fotografía intervenida. Hay que acercar la mirada a los detalles que caracteriza el uso del óleo y el acrílico sobre el lienzo para sorprendernos con habilidades y el hiperrealismo “en un juego pictórico de fantasía e historia, arquitectura y urbanismo, realidad y ciencia ficción” al decir de Nelson Herrera Ysla.
Pero este artista no se limita a representar con naturalidad las ciudades que escoge. A una pregunta sencilla: ¿por qué Ciudades? Este nos responde, por dos razones, cuando busca la inspiración en imágenes se encuentra que observar una ciudad moderna desde las alturas, el reflejo de la luz diurna sobre el “la jungla de concreto” da a los instrumentos ópticos una ilusión de reflejos blanquecinos y a su vez da esa bruma blanca sobre las ciudades y segundo, creo yo la más artística razón, habla de la metáfora de llegar un extraño a una nueva ciudad. Y como libro en blanco, la ciudad le da la posibilidad al que llega de escribir una historia nueva…empezar de cero. Al artista como lienzo en blanco le brinda un mundo de creación, al punto que el artista cede los primeros planos al precisionismo del paisaje urbanístico de la ciudad y disfruta en echar a volar la imaginación en los cielos de las urbes escogidas.
Cada una se viene acompañada con símbolos propios combinados elementos surrealistas que dan una sensación de ciudades en el aire. Como mundos paralelos y fantásticos se me antojan estas representaciones, zeppelines, góndolas, aviones, barcos, autos, pianos, motocicletas, son las naves que sirven para surcar los cielos de nuestras ciudades. Cada uno contiene en sí esos sueños que invaden al artista o tal vez donde se ve montado para observar las ciudades a todo lo largo y ancho de su esplendor.
En las inmensas piezas, de casi dos metros de alto en muchas, el artista se recrea en la luz de pleno día (no hay noches en esas ciudades que no duermen) amplios cielos azules que permiten se disfruten cada detalle de la ciudad sin sombras de nubes o zonas oscuras. Siempre la estación del año que parece estar ocurriendo es de aquellas que permiten el libre movimiento, los paseos, la vida diaria en las calles. La mirada del espectador va ascendiendo a lo largo de la pieza, mirando hacia el horizonte con una perspectiva de toda la ciudad coronada con los elementos voladores antes descritos.
Las ciudades escogidas, Amsterdam, Panamá, Madrid, Barcelona, Miami, Estambul, Manhattan, Roma, Salamanca, México, Sidney y la bella Madrid, son reflejadas de manera amplia hasta el alcance de la vista, sus habitantes, actores de la vida diaria que el artista gusta reflejar, caminan, discursan pasean con la naturalidad de los que no se saben observados. Una verdadera puesta en escena, resultan estas enormes obras.
Los que conocen a Vicente coinciden que es una “máquina” pintando, todos los días dedica horas a su pintura, cuadros como estos solo son posibles con intensidades como esta.