Exposición Eureka, Nelson Villalobos

Exposición Eureka

Nelson Villalobos

05.09.2024

Galería Acacia

Carta abierta a Servando Cabrera

Estimado Servando:

Leo tu carta, escrita hace casi 50 años, con el interés de alguien que ha tenido la fortuna de seguir la obra de Nelson Villalobos a lo largo de este tiempo. Me permito escribirte desde la perspectiva que nos otorgan los años y las diversas transformaciones que ha experimentado la obra de Villalobos. Tus palabras de entonces, cargadas de lucidez y generosidad, revelan la preocupación por su evolución artística y por cómo él debería encontrar su propia voz dentro de las múltiples referencias que señalabas: Picasso, Gutiérrez Solana, Rodin, Léger, entre otros.

Hoy, casi medio siglo después, Villalobos presenta una exposición titulada «Eureka,» un nombre que revela el espíritu de su recorrido artístico: un constante acto de descubrimiento, una epifanía que ha guiado su búsqueda creativa. El uso de este término griego, que significa «¡Lo encontré!», resuena con la esencia de su desarrollo. Villalobos ha llegado a un punto donde el lenguaje visual que ha construido, nutrido por tus consejos y su propia investigación, se manifiesta con fuerza y coherencia. La «Eureka» de su obra es la confirmación de una identidad artística hallada a través de la exploración y la transformación.

En primer lugar, mencionabas a Picasso como la mejor fuente del genio que había determinado tanto en el siglo XX. Sin duda, Villalobos supo beber de esa fuente y, en su trayectoria, la influencia del cubismo ha sido una constante, especialmente en la fragmentación y síntesis de las figuras. Sin embargo, su exploración ha ido más allá de una simple imitación. Villalobos ha transitado hacia una búsqueda propia, reinterpretando la herencia picassiana y aportando a su obra un lenguaje más íntimo y culturalmente situado. Sus composiciones actuales nos remiten a un universo simbólico cargado de elementos afrocubanos y signos ancestrales, un aspecto que quizás entonces aún estaba por emerger con toda su potencia.

Mencionabas también puntos de contacto con Dufy, Matisse, y la ornamentación de Léger. Al observar los trabajos recientes de Villalobos, vemos la vigencia de estas referencias, sobre todo en el uso del color y la exuberancia formal. Sin embargo, lo que distingue su producción actual es su acercamiento a lo ritual y lo simbólico. Por ejemplo, en algunas de las piezas que seleccionan para la ocasión, se nota la presencia de iconografías que parecen salidas de una cosmogonía personal, donde los elementos geométricos y orgánicos interactúan en una suerte de danza. Aquí, la línea no solo define las formas, sino que las carga de significado, sugiriendo historias, mitos, y emociones.

Cuando hablaste de la «agresividad» de Gutiérrez Solana, quizá imaginabas que Villalobos también llegaría a ese punto. Lo ha hecho, pero de una forma distinta. La agresividad en su obra no se manifiesta en la representación cruda de la figura humana, sino en la profusión de signos y símbolos que saturan el espacio pictórico. Sus composiciones, casi como si fuesen tapices, están cargadas de una iconografía propia, un alfabeto visual que ha construido a lo largo de los años y que revela una exploración profunda de la espiritualidad y la identidad.

Tus palabras acerca de la importancia de encontrar sus propias fuentes y su “mirilla” al mundo parecen haber sido un faro en su camino. Villalobos se ha convertido en un artista que, aunque mantiene puntos de conexión con las influencias que mencionaste, ha cultivado una mirada única, profundamente cubana y al mismo tiempo universal. Su obra actual dialoga con la tradición artística, pero la trasciende al entrelazarla con la cultura afrocubana y elementos contemporáneos. Este entrecruzamiento lo sitúa como un intérprete de la memoria cultural y, a la vez, como un innovador de lenguajes plásticos.

Finalmente, tu consejo de «reflexionar» y «autoanalizarse» parece haber sido tomado a cabalidad. La obra de Villalobos muestra un proceso de constante transformación. La exposición «Eureka» no solo marca un momento culminante en esta travesía, sino que simboliza esa chispa de descubrimiento que ha estado presente en cada etapa de su producción artística. Al contemplar las piezas recientes, podemos ver cómo ha cultivado esa «mirilla» que le aconsejabas, enfocándola en su propia identidad y en la complejidad del ser humano.

Servando, puedo decir que tus palabras fueron proféticas. Villalobos ha logrado que su pintura sea más que un simple ejercicio de estilo; se ha convertido en una profesión ligada, como tú bien decías, a la ideología, lo humano y la cultura abierta, en la que cada trazo cuenta una historia y cada color refleja una emoción profunda. «Eureka» es la celebración de ese hallazgo, el eco de tus palabras hecho imagen y color, donde la obra se transforma en un diálogo eterno entre el artista y el espectador, invitándonos a reflexionar sobre nuestra propia realidad y las múltiples interpretaciones de la vida que nos rodea. En este sentido, la pintura no solo se ve, sino que se siente, creando una conexión visceral que trasciende lo visual y nos conecta a todos en un mismo lenguaje emocional y cultural.

Con respeto y admiración,

@thecubanartobserver

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