Exposición La nasobuqueña tropical

Flora Fong (Nube de Otonno )

19.11.2021

Museo de Artes Decorativas

“Sin el arte, la crudeza de la realidad haría que el mundo fuese insoportable”, señaló George Bernard Shaw, frase que me viene a la mente al recorrer las obras que, en el marco de la Bienal de la Habana, Flora Fong nos regala en salas del Museo de Artes Decorativas. En días donde arreciaba la Covid y el confinamiento obligaba a todos a encerrarse al mundo, la mente inquieta de Flora descubre una forma de escapar, su amor por la pintura. Para nadie es secreto la maestría en el quehacer de esta artista, pero en esta muestra me demuestra una vez más su grandeza al decidir como alumna volver a beber de la sabia de uno de los grandes: Víctor Manuel. Tomando como eje de esta muestra la representación femenina de estos tiempos de máscaras, Flora asume como suya la simbología que en su momento esbozó “Gitana tropical”, y rinde homenaje desde su estilo a este artista y a la mujer cubana.

Las nasobuqueñas tropicales, ubicadas los días que corren a diferencia de la pieza de inspiración la cual es atemporal, con rostros cubiertos por mascarillas o abanicos, mantienen esos rasgos que al decir de Víctor Manuel son de mestizas, mulatas, de ojos rasgados, a los que Flora les pone su sello asiático/caribeño. Siguen las palmas, los animales, el mar, el viento huracanado personajes de la obra de Fong, asumiendo el paisaje que acompañan a estas cubanas. Vuelvo a descubrir esos caracteres chinos, que tanto intrigan y sobre los que alguna vez escribiré más detalladamente, contándonos una historia ya no del hombre sino de la mujer que se crece. Cada pieza, tiene una carga de poesía y belleza, el conjunto de lienzos transmite una sensación de paz espiritual, que se contrapone con los sentimientos de estrés y tensión que de seguro han acechado a Flora como a todos en los últimos casi dos años.

Varias de las muchachas parecen conocer ese secreto lenguaje del abanico que forma parte de la nacionalidad cubana. Afirmo esto porque algunas nos miran como a la persona escogida y de forma seductora se cubren la boca con el abanico, con el claro mensaje de “Te estoy enviando un beso”. Otras solo con los ojos son capaces de transmitir esa sensación de confianza, y seguridad en que todo saldrá bien. Para nada buscan homologarse con la conocida “Gioconda americana”, no creo haya sido el interés de Flora, pero estas mujeres tal y como lo hizo aquella pieza que revolucionó las artes plásticas en Cuba en aquella época, si fascinan a quien las detalla. Vuelvo a los colores de Flora, los amarillos, los azules, los rojos, los verdes… se entrelazan con las líneas y las pinceladas donde el centro de la escena es el rostro femenino. Los rostros cubiertos de esta docena mujeres, se me antojan tiernos, los ojos y la mirada penetrante mantiene la fuerza y sensualidad de la mujer cubana.

Se agradece la ubicación de estas piezas en las salas de este Museo, pues se resaltan los colores vivos y luminosos que nos transmiten la frescura de la cubanía de estas mujeres y los paisajes. La obra de Flora se ubica entonces en el marco de una Bienal que busca cumplir el “difícil reto de descifrar nuestra realidad a partir de proyectos artísticos que establezcan una plataforma de reflexión sobre el desarrollo de la civilización desde los territorios del arte como un espacio plural y descentralizado”.