Exposición La Extracción

Jose Gabriel Capaz Suarez

10.12.2021

Galeria De Arte Servando

14 Bienal de la Habana

«Quien con monstruos lucha, que se cuide de convertirse a su vez en monstruo. Cuando miras largo tiempo a un abismo, el abismo también mira dentro de ti» Friedrich Nietzsche

Desde aquellas piezas de las series Ataraxia y Sedición en los espacios de Casa 8 y la Casa del Benemérito de la Américas Benito Juárez, los imponentes lienzos de José Capaz siguen sorprendiéndome. La Extracción, reciente entrega en el marco de la Bienal de la Habana, viene a sumarse a ese discurso artístico cargado de significados, unas veces evidentes en la imagen, otras las más, ocultos en los conceptos. Detrás de cada lienzo descomunal por sus dimensiones y su impacto en el visitante, están esos estudios no solo sobre arte sino sobre filosofía, economía política y ciencias, que hacen que el lenguaje visual de este artista sea consecuente con el tiempo y el espacio donde se desarrolla, magnificando el efecto de la obra.

Un escenario gigante, un paisaje panorámico con efectos visuales que dan una tridimensionalidad a la pintura que la hace inmersiva. Casi pudiera sentirse el calor del fuego, e interactuar con el resto de los elementos visuales: cuerpos, maderas, rocas, la industria. Lástima que la disposición de las columnas del espacio galerístico interrumpa la mirada completa a distancia de esta pieza y no pueda uno llevarse la imagen total. Interrupciones visuales aparte, recorrer el lienzo es encontrar escenas casi teatrales donde la disposición de estas habla, tal y como alerta el artista sobre un: “escenario sacudido por fuertes convulsiones, y a su vez congelado por la propia inmovilidad de la pintura”.

Una obra que encierra en sí muchos significados y una condensación semántica -para una mejor asimilación del mensaje- que se descubren a través de las sombras, las siluetas, los fragmentos en la imagen. Una obra pensada y creada para que el espectador reflexione en el proceso y en el inefable encuentro con un lienzo que le hace pequeño. A su vez esa búsqueda -a la que Capaz enmarca dentro del nihilismo- a través de la pintura, le lleva a construir una narrativa anacrónica, congelada en el tiempo, del ser humano desplazado por la industria, reafirmado el carácter efímero de su existencia en la tierra. Las herramientas y tecnologías que el ser humano pensó que le salvarían y traerían bienestar ahora lo destruyen a él y a su habitad: “La industrialización que trajo la máquina, y los huecos en la capa de ozono ahora baraja la nefasta idea de que el planeta se vuelva inhabitable en algún momento”.

Capaz, me arriesgo a decir, se entrega a la pintura con una libertad que no conoce los límites que impone el mercado a los artistas cubanos. Despliega sus lienzos, no los mide, la imagen le dará la distancia del soporte no al revés. Pudiera decirse que es un nihilismo de propósito, lazarse al vacío de la creación a través del dibujo en carboncillo y ver qué va pasando con la pintura al óleo. Una vez que está perfecta la pintura, vuelve a ella con su espátula y la hace imperfecta a través de un “patrón abstracto con líneas encima de toda la simbología que recreó en el lienzo”. Sobre este recurso de Capaz, señaló la especialista Roxana Consuegra “(…) El óleo queda dispuesto sobre el lienzo de tal manera que se asemeja a un entablillado; en estos casos, el efecto óptico logrado y las dimensiones que poseen demandan el alejamiento de la pieza en sí para desentrañar la imagen representada. De esta manera, el propio acto interpretativo se torna complejo y además, profundo.”

Siempre es una oportunidad innegable llegarse al encuentro con la obra de Capaz, joven artista que hace de sus lienzos de grandes dimensiones, el soporte perfecto para lograr polisémicos alcances de su mensaje.