Exposición “En el centro de abril”
Colectiva
16.04.2021
Galería 23 y 12
(…)
Con muerte todas las cosas ciertas
Grabaron una puerta
En el centro de abril.
Con Patria se ha dibujado
El nombre del alma de los hombres
Que no van a morir.
“Preludio de Girón” Silvio Rodríguez
Silvio no se equivoca en estos versos, lo ocurrido en abril de 1961 fue solo una puerta o «una gran escuela para el pueblo cubano que aprendió a no tener miedo al enemigo». Los años posteriores así lo demostraron en los duros años de la década del 60. Los artistas no estuvieron ajenos al momento histórico, lo vivieron y lo reflejaron en sus piezas. Por eso sería inconsciente pensar que esta exposición se circunscribe a los días de Girón, no!, lo toma como partida y pretexto para discursar sobre como el arte cubano, en las figuras de Servando Cabrera Moreno, Mariano Rodríguez y Raúl Martínez mostraron la historia de esos años. Y que mejor manera que hacerlos coincidir ahí en la Galería 23 y 12, testigo mudo (el inmueble) de los momentos iniciales.
Como en aquellos años de las décadas de los 60 y 70 donde los grandes salones de arte servían de tribuna para los discursos estéticos de estos y otros artistas, el Teatro del Museo Nacional de Bellas Artes, Cuba cede sus más preciados tesoros – lienzos de incalculable valor, económicos y artísticos— y los pone donde debe estar el arte, al alcance del pueblo para ser vistos y servir para lo que fueron creados, cultivar el amor al arte. Lastimosamente medidas higiénico sanitarias – y otras administrativas— impiden verlas de cerca en la galería. Gracias a las nuevas tecnologías los que tengan acceso a la red de redes podrán a través de la plataforma ArteMorfosis – Cuban Art Platform recorrerla. No obstante, pasar por esa esquina y ver a través de los cristales las piezas es una sensación placentera.
La museografía no es un recorrido cronológico a través de las piezas. Nos recibe la imagen del Fidel joven, vital, en “Oye América” (1967) de Raúl Martínez, —las pinturas de Martínez se convirtieron en la crónica no oficial en su época de un país, en cambio—. Teresa Toranzo sobre la obra señala: “Oye América, de 1967, resulta la consolidación del Pop en la obra de este autor (…) presenta la imagen vital de Fidel Castro, elevado a la categoría de héroe, de líder continental, 12 veces repetida en un políptico de cuatro partes que forman una superficie de gran formato. (…) Raúl Martínez crea un escenario sin precedentes, síntesis de los acontecimientos, y, en adición, tempranamente consigue predecir y simbolizar la influencia que por varias décadas ejercerá Fidel Castro en América Latina y el resto del mundo.”
A partir de 1959 —observa la profesora Ursulina Cruz Díaz— Servando Cabrera fue el primer pintor cubano en pintar al miliciano, y la epopeya de Playa Girón, acaecida en Cuba en 1961. Tal vez por eso la fuerza que adquiere la pieza Milicias Campesinas (1961), expuesta por primera vez en el Palacio de Bellas Artes, como parte de muestra de las obras de ese período del artista donde “(…) atrapa, en una composición de estructura circular, rostros humanos y cabezas de caballos mediante el empleo de una línea vigorosa y una transparencia de colores superpuestos –azules, verdes y amarillos. Los rostros de los personajes sirven al artista para escudriñar los rasgos raciales del cubano de tierra adentro” (R.C.A.). No es ajena esta obra al erotismo que caracterizó la producción de este artista, elemento que realza el realismo en esta escena, casi idílica.
La intimidad de la sala obscura de la Galería -por su ubicación en forma de cubo- logra movernos a través de las piezas -como máquina del tiempo- a los años donde cada escena tuvo lugar, el bombardeo del 15 de abril de 1961 a través de Servando Cabrera, la victoria sobre el enemigo en “Playa Girón” de Raúl Martínez, y de Mariano están las playas de Girón aquel 19 de abril (“Playa Girón” 1963) y la crisis de octubre del ´62 (“El Barco espía” 1963). Cuatro piezas como ventanas a los momentos se abren en el espacio.
Sobre la pieza “Bombardeo del 15 de abril” – con marcada influencia del trazo picassiano a partir de la forma en que Servando compone la escena y realiza los trazos- se recoge en textos leídos sobre el tema, que grafica el espíritu epopéyico en este ciclo creativo del artista. Óleo de mediano formato, impresiona por el retrato colectivo de un grupo humano cuyos rostros expectantes y tensos revelan la violencia del momento. Puños crispados, músculos en máxima tensión, miradas angustiosas o embravecidas dominan el espacio donde la palabra estalla y la agitación domina”
Se agradecen los textos para cada obra de la curadora del MNBA Teresa Toranzo
(https://vrallart.com/vr-exhibitions/eg/playa_giron-zurich/) pero más aún estar tan cerca de la historia y del arte a través de estos tesauros de la plástica cubana. Salvaguardar estas obras y convertirlas cada día en dominio de todos, pues nadie sabe la gigantesca pinacoteca que guarda el Museo es un deber de nuestras galerías e instituciones.