Exposición “Final feliz”

Keitel Delgado

2021.02.18

Galeria Teodoro Ramos

De vez en cuando uno se sorprende al pasar por esas galerías municipales, donde la poca promoción y la falta de sistematicidad en la generación de contenidos en las redes sociales (virtuales foros donde convergen cientos de personas con intereses comunes) y se encuentra con el trabajo de jóvenes artistas que a pesar de los pesares intentan poner a disposición del público sus obras. Cuántas de estas exposiciones habrán pasado “sin saber qué pasaste” y tanto trabajo y esfuerzo por los artistas se ven poco reconocido porque solamente son conocidas por unas pocas personas, casi siempre amigos cercanos y familiares. Esto, presumo desmotive a los jóvenes y le reste la importancia que toda la vida han tenido estos espacios donde alguna vez expusieron aquellos que hoy son reconocidos por su obra a nivel internacional. Muy pocas de las últimas exposiciones en este circuito de galerías (y hablo de tiempos más allá del Covid) han visto terminar el tiempo pactado de exhibición y no tener finales felices.

Precisamente “Final feliz” es la muestra que por estos días Keitel Delgado presenta. Una serie varios lienzos que tienen como eje común la presencia del objeto libro y otras figuraciones que nos llevan al mundo mágico que hay entre las letras impresas. Un recordatorio de una sociedad por siglos ilustrada, ahora en camino a la decadencia de una sociedad informatizada que llega en ocasiones a renegar y disminuir el poder y papel de la literatura impresa. Keitel hace un guiño a obras de siglos anteriores donde era común encontrar los libros como parte común del paisaje o ilustración, personas leyendo, bibliotecas, niños disfrutando lecturas.

Ahora en las obras expuestas, los libros están ahí como objetos escriturales -son aquellos que funcionaron, o se reconocen, como contendores de la escritura y que, por su valor cultural, social o económico, incidieron significativamente en las sociedades y su desarrollo, representados e identificados gráficamente como símbolos- en desuso, olvidados amontonados, formando parte de imágenes de un mundo distinto. Juega con los conceptos de muerte y campos de batalla con otros elementos más kitch como lo lindo, la simplicidad de una rosa o la fidelidad al decir en las palabras a la exposición por Olivia Pombo .

La muestra se recorre rápido, y en opinión de este espectador pudiera haberse aprovechado más el espacio y jugar con obras instalativas que en el concepto museográfico apoyara el discurso en general. Dejar únicamente la muestra a las imágenes de los lienzos -los cuales reflejan un buen nivel en la composición de colores- es muy fácil, los jóvenes deben arriesgar y motivar al público a cuestionarse todo, debe salir convencido del porqué se hizo la misma. Aun así aplaudo a este joven artista que a todas luces se aprecia que asumió el papel de comisario de su propio arte y no dejó pasar la posibilidad de montar en medio de un momento de incertidumbre un cartel de esperanza con el texto -viéndolo desde el punto de vista subliminal- ¡Happy end!