15.10.2020

Centro de Desarrollo de las Artes Visuales

Normalmente, existe cierta brecha entre el mundo infantil (donde la fantasía tiene un peso gigante) y el mundo adulto (basado en una lógica férrea), tal vez por eso en la voz de Pequeño Príncipe Antoine de Saint-Exupéry expresó: “Todas las personas mayores fueron niños. (Pero pocas lo recuerdan)”. En todas generaciones nacen hombres que salvan esa brecha y construyen puentes entre ambos mundos…uno de ellos es Juan Padrón – Oficial, padre de personajes tan memorables como Elpidio Valdés – Oficial, Vampiros en la Habana, y otros tantos que han acompañado a generaciones de cubanos. Tal vez por eso es que cada homenaje que se le rinda será siempre una antesala a otros más grandes.

Si Juan estuviera entre nosotros, ya hubiera echado mano a sus dibujos y habría puesto la fantasía en función de la lógica lucha en pos de la prevención de la actual pandemia que recorre el mundo, ya hubiera dado su voz de: Corneta…toque a botasilla…. Y todos sus “soldados” habrían formado fila para enseñar a chicos y grandes que hacer ante la Covid. Pero no está… Pero queda su mayor legado, la impronta y la creatividad en muchos otros artistas que como él siguen tendiendo puentes entre esos mundos. Por eso no me asombra que al entrar en la Galería del Centro de Desarrollo de las Artes Visuales – CDAV piezas estuvieran colgadas más abajo de lo usual…la exposición se pensó para pequeños gigantes…y es que Juan Manuel Hernández Fuentes asumió la tarea de salir al combate y al sonido de a degüello expone “La Vida es Bella. ¡Viva la Resistencia!”

Cómo preámbulo y alertando a todo el que llega, impone una máxima del gran E. #Hemigway: “…sin embargo, tener un corazón de niño no es una vergüenza, es un honor…”, algo que se hace necesario para disfrutar una exposición “lógica” a través de la fantasía de ese mundo que los dibujos animados y las historietas. Muestra que una vez más pone en balanza las interrelaciones entre el género de cómic y las artes visuales, y el autor se nutre de diferentes personajes y elementos de este género, poniéndolos a discursar en torno a presencia del virus en los más inverosímiles escenarios (Período Jurásico, la España de Castilla La Mancha, Transilvania, la Manigua cubana, el espacio!)

Apropiándose de historietas y personajes originales, Juan Manuel logra una especie de deconstrucción de esas historias tradicionales donde cada uno de esos escenarios y personajes han habitado hasta ahora y resurgen nuevas historias, donde se mezclan teniendo un nuevo matiz esas relaciones, personajes, escenarios y la circunstancia del Covid 19. Son tan expresivas las piezas que no se hace necesario el uso de los típicos textos en viñetas para que las obras dialoguen con el público. Mérito de sobra a este artista que como cubano al fin logra a través de su arte que los héroes de muchos, las historias tantas veces vistas o leídas, los escenarios a todo color gracias a la técnica empleada (aunque se agradecería la existencia de los pies de obra, algo que al parecer se va haciendo tendencia en las exposiciones) las capacidades de narrativa para todas las edades se junten y sigan resistiendo bajo el grito de guerra ¡La Vida es Bella!

Momento aparte la presencia de dos piezas de Reinerio Tamayo Fonseca creadas en homenaje al Maestro Juan Padrón, la primera sobre su merecido reconocimiento como Premio Nacional de Cine en 2008, la segunda al saber de su fallecimiento. Solo resta seguir el consejo de Juan Padrón: ¡Aún queda mucho machete que dar todavía!