29.07.2020

Galeria De Arte Servando

Ciertamente, estos meses de epidemia y encierro voluntario, en ocasiones han llegado a hacernos confundir el lunes con el domingo, por eso es muy acertado el título de la muestra que Nelson Jalil Sardiñas presenta en la Galería De Arte Servando. Su propia dinámica de creación —como a muchos artistas— hace que el nivel de abstracción en la producción de determinada exposición lleve a ese desprendimiento de la continuidad tiempo espacio, que los simples normales llamamos “desconectarnos”.

Una vez más la distribución de las piezas en ese espacio se lleva el mérito, uno puede disfrutar con facilidad tanto los grandes lienzos como las pequeñas obras escultóricas, y preguntarse cuál lleva a la otra… Porque el sentido en que se recorra la exposición dará al visitante la clave para interpretar la creación de este artista joven y podrá recepcionar mejor esos mensajes que ha ocultado con un lenguaje metafórico, poético, y con marcado estilo o código personal de creación.

La curaduría de esta muestra, un mano a mano entre el artista y las especialistas de la galería, – fenómeno que está siendo muy cotidiano sin necesidad de disminuir el papel de los curadores de arte— permite la discriminación visual de cada pieza para ver, disfrutar, apreciar y juzgar los distintos mensajes presentes en las creaciones visuales, pero a su vez como describía antes cada pieza tributa al concepto de la próxima en una especie de armonía musical crescendo-decrescendo en 360 grados.

La exposición comunica, es una verdad como una catedral. Como receptor de los mensajes de cada obra, captó mi interés el uso de una especie de prosopopeya visual en algunas de las piezas, “Un momento de flaqueza”, “Desvariando”, “Mutante”, “Confort” entre otras. Esas cualidades o sensaciones humanas con que el artista dota a sus personajes de esta ocasión, lápices, fósforos o gomas de borrar, logran transmitir la complejidad de las relaciones sociales o humanas, incluso al nivel biológico.

El indicio visual, presente la obra de Nelson Jalil, nos comunica algo, ya sea a través de un impulso o a través de experiencias aprendidas. Así que, aunque sigamos confundiendo el lunes con el domingo, el signo icónico en el trabajo de este artista lo sigue colocando dentro de esa generación que juega con nuestros códigos perceptivos normales para crear arte.