Exposición «Viacrucis»

Michel Pérez Pollo

26.11.2019

Catedral de La Habana

Pocas veces he asistido a la liturgia de la Semana Santa, donde a través de las “Sagradas Escrituras” el simple mortal recorre junto al Cristo Jesús los sufrimientos del Vía Crucis -, literalmente, al camino recorrido por Jesús con su Cruz al Calvario, desde su sentencia de muerte hasta el Santo Sepulcro-. En las paredes de la Iglesia a la que he asistido, recuerdo que cada escena o estación, como también se les llama, está reflejada mediante cuadros que reflejan, desde una técnica digna de la época del Renacimiento, los sufrimientos del cordero de Dios. Pensado tal vez para que los fieles que asisten se identifiquen con esa figura humana y sientan como si estuvieran en esos momentos.

No pocos artistas han asumido desde su estilo y esencia, relatar a través de su obra estas estaciones, me viene a la mente las imágenes del Vía Crucis, la pasión de Cristo, según Fernando Botero, donde consciente de las posibles críticas -tal vez por su estilo inconfundible de tratar a la figura humana- señaló “me toman por convencional, pero en realidad toda la vida he hecho mi trabajo contra corriente”. Es que esa misma postura asume Michel Pérez “Pollo” cuando desde su estilo y técnica proyecta la exposición Vía Crucis y escoge, además, como sitio donde emplazarla, la mismísima Catedral de la Habana, importante templo para la religión católica en Cuba. Reto logrado con creces.

No solo conjuga la pintura con la tradición religiosa, sino que en un performance único introduce la música de cámara para lograr ese ambiente que solamente la religión, la arquitectura y la música logran juntas. La reinterpretación de los textos bíblicos pertenecientes a los evangelistas Marcos, Lucas, Mateo y Juan, así como otros pasajes de Proverbios y Salmos, dan una idea de lo ocurrido y recogido en esas 14 estaciones y una 15 “Resurrección”, por el Pollo, usando lo figurativo-abstracto de las formas, donde se puede identificar a la Cruz como el sujeto/hombre de esta serie, evidencian ese estilo del uso de figuras flexibles y transformables. Pollo recurre a ese proceso mental que nos hace enlazar las imágenes de sus piezas antropomórficas con las escenas que surgen al leer los pasajes anteriormente referidos.

Una vez más, nos quedamos sorprendidos de la capacidad de este artista de renovarse dentro de su estilo. Como logra ubicar el arte contemporáneo más allá de las locaciones tradicionales a través de la curaduría de un joven como es Luis Crespo y la propia proactividad de Michel.